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Papel vegetal

La diabólica planificación del Estado Islámico

Los guerreros del Estado islámico pueden parecernos descerebrados fanáticos en su vesania asesina y destructora de todo lo que huela a civilización, pero la construcción de un nuevo califato que persiguen sus líderes obedece a un cuidadoso plan estratégico.

Eso es lo que se desprende de un atajo de documentos que han llegado al poder del semanario alemán Der Spiegel, organigramas, listas y una cuidadosa hoja de ruta que describen cómo se pueden socavar las estructuras de un país para conseguir el objetivo final.

El plan fue ideado por un antiguo coronel de los servicios secretos del dictador iraquí Sadam Husein llamado Samir Abed al-Mohammed al-Khleifawi, aunque más conocido por su nombre de guerra de Haji Bakr y a quien dio finalmente muerte un grupo rebelde sirio en enero de 2014.

Bakr era "nacionalista pero no un islamista", según un periodista que le conoció bien y que le describe como un "tipo muy inteligente y decidido, además de un excelente lógico", que , al igual que miles de oficiales y jefes del Ejército de Sadam Husein se quedaron sin trabajo cuando los norteamericanos disolvieron el Ejército iraquí tras el derrocamiento del dictador.

Haji Bakr pasó entonces a la clandestinidad y conoció al jordano Abu Musab al-Zarkawi, que había dirigido en Afganistán un centro de entrenamiento de terroristas y que a partir de 2003 ordenó una serie de ataques contra la ONU, las tropas estadounidenses y los musulmanes chiíes.

Bakr pasó un par de años - entre 2006 y 2008- prisionero de los norteamericanos en el campamento Bucca, primero, y luego en la tristemente célebre prisión de Abu Ghraib, donde comenzó a establecer una red de contactos de yihadistas que iba a serle muy útiles en la ejecución de sus planes.

El ex oficial iraquí y otros correligionarios crearon una organización clandestina que, al estallar en la vecina Siria el levantamiento popular contra el dictador de ese país, Bashar al-Asad, aprovechó el caos y la anarquía reinantes para comenzar la creación de un Estado Islámico.

Según se desprende de los documentos que ha visto Der Spiegel y que han inspirado al periodista Christoph Reuter un libro titulado El poder negro: el Estado Islámico y los estrategas del terror (E. DVA), Bakr diseñó entonces un plan muy concreto para la toma del poder que nada tenía que ver con un "manifiesto de la fe islámica".

Se trata de una larga lista de tareas la elaborada por Haji Bakr para sus seguidores. Se propone la creación de centros misioneros islámicos en las localidades que se trata de conquistar y la designación de varios individuos a los que se encarga de espiar y a averiguarlo todo de quienes viven allí.

Así hay que establecer un censo de las familias más poderosas y de las personas más influyentes en su seno, averiguar sus fuentes de ingresos, determinar quiénes son los brigadistas que se han rebelado contra el dictador sirio allí, descubrir su orientación política y posibles actividades ilegales para poder chantajearlos, llegado el caso.

Esa red de espionaje debe averiguar también quién es el imán, cuántas mujeres e hijos tiene, cómo son sus sermones, si se orienta por ejemplo a la variante mística o sufí del islam, cuál es su postura frente al régimen sirio, qué ingresos tiene y también cuántos demócratas hay en la localidad.

Poco a poco, a partir de 2013, se fueron creando centros de ese tipo, llamados Daawa, en muchos lugares del norte de Siria, donde la organización pudo contar con la ayuda de "estudiantes" que se ofrecieron a llevar a cabo tareas de espionaje para el Estado Islámico.

La localidad de Rakka, junto al Éufrates, debía servir de prototipo de esa toma del poder. Rakka cayó en 2013 en manos de los rebeldes anti-Sadat. Se constituyó un Ayuntamiento democrático, y los periodistas, los abogados y los médicos y otros profesionales se organizaron, como hicieron los jóvenes, que crearon el movimiento Por nuestros derechos.

En estricto cumplimiento del plan diseñado por Bakr, los agentes del Estado Islámico comenzaron entonces a identificar y eliminar a todos los demócratas, comenzando por el nuevo alcalde, al que secuestraron unos enmascarados, después al hermano de un conocido escritor, y así sucesivamente.

Poco a poco establecieron en Rakka un régimen de terror, que luego trataron de extender a otras localidades sirias hasta que finalmente, Estados Unidos y sus aliados occidentales comprendieron el peligro que suponía el Estado Islámico y se unieron a algunos países musulmanes en un intento desesperado de frenar su avance.

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