Después de la tempestad viene la calma, para unos sufridos electores que hemos tenido que aguantar un proceso de elecciones, que aunque siempre es un motivo de participación democrática ciudadana; no deja de ser un ejercicio de paciencia, ver a los participantes de los diferentes partidos con diferentes promesas de las que muchas podrán ir a saco roto. Y como no hay más ciego del que no quiere ver, el actual presidente del gobierno central: "donde dije digo, digo Diego" cuando una parte de los varones y otros políticos de su formación le presionaron para que rectificara por su poco sentido crítico ante tal varapalo. La pobreza de su discurso y su falta de empatía hacia las familias que lo están pasando realmente mal, que son muchas. Cuando nuestro índice de pobreza y desempleo, siguen entre los más elevados de la UE. Con su política de prestación social nímia, que evoca a muchos niños a comer su alimento principal en las escuelas en nuestra comunidad, gracias en este caso a la buena gestión del pacto de gobierno en Canarias por parte de la consejería de educación. Mientras los niveles de riqueza aumentan en un reparto de la tarta desigual e injusto en el soporte de la carga fiscal de la clase media. Y ya lo auguraban las encuestas sobre los dos grandes partidos, que serían los castigados y en particular el de gobierno, con casi un empate técnico, menos en Canarias que fue el mas votado fuera de pronóstico. En favor de los emergentes. Y lo que se esperaba que los pactos de partidos con políticas progresistas coparan buena parte de las instituciones. Y ya veremos por el poco tiempo que queda para las generales, en que sentido girará la tuerca, si los vientos del norte fortalecerán aún más los pactos, o empezarán las primeras escaramuzas. Y los aprendices de brujo harán sus primeras cábalas, ya que el patio post-electoral, hay que reconocer que ha quedado con mayor ambiente. Ojalá que sea para bien, este país lo necesita por sus ciudadanos y por su historia.