Un atento lector de San Telmo, pensionista para más señas, usuario habitual de la biblioteca pública del Estado, está harto de que haya algunos desaprensivos que continuamente se llevan hojas de los periódicos. Mucho móvil y tableta, pero hurtan el papel. Es frecuente que la gente vaya a consultar diarios y se encuentre con que ya antes ha pasado por allí algún incívico e insolidario ciudadano, con lo cual impide que el resto pueda leer los ejemplares enteros. Ocurre con mucha frecuencia, casi sistemática, los domingos ya que hay siempre un listo de turno que se lleva las páginas donde están los crucigramas y los sudokus. Hay incluso algunos que se llevan periódicos enteros. Es verdad que son pocos los caraduras, pero su acción perjudica a un amplio colectivo. Los empleados de la biblioteca dicen que tienen poco personal y no pueden estar vigilando. Por cierto, lo de las varillas es de traca. No las han cambiado desde que inauguraron la biblioteca y están tan deterioradas que los ejemplares se caen literalmente al no estar bien sujetos. La libertad de información se resiente. Ojo al dato.