Qué franceses son los franceses... ¿En qué otro país se podría, si no, ofrecer la foto del pasado martes en París en el recibimiento a nuestros reyes con el presidente François Hollande junto a su ex, Ségolène Royal, ejerciendo de primera dama?

Y es que, ya que a alguien tenía que recurrir el líder galo para acompañar a Felipe y a Letizia ¿quién mejor que la ministra de Ecología, Desarrollo y Energía francesa, con la que estuvo casado casi 30 años, madre de sus cuatro hijos y con la que al parecer se lleva de maravilla?

El caso es que con tan buen rollito protagonizaron una de las imágenes más impactantes y morbosas del viaje, con los reyes españoles posando junto al exmatrimonio como dos parejas perfectas y luego con Royal acompañando a la reina en un coche mientras el presidente hacía lo propio con Felipe VI. A las que tenemos un temperamento más siciliano que noruego nos llama la atención, de todas formas, esta perfecta armonía entre la expareja francesa dado que su divorcio se produjo tras hacerse público que él llevaba tres años de amoríos secretos con la periodista Valérie Trierweiler y eso de ser abandonada no debe caer nada bien por muy inteligente y exitosa que una sea.

Es verdad que el rencor que pudo sentir por su vieja rival se le debió pasar cuando Valérie a su vez, fue abandonada el año pasado por la actriz Julie Gayet con la que, de momento, sigue Hollande, pero cuya relación no se ha hecho oficial y por ello ha optado por recurrir a su ex para ejercer de anfitriona en el primer día de la visita de estado. Evidentemente, presentar ese día a Gayet como primera dama hubiera centrado el foco en ella en lugar de en los reyes españoles, aunque no sé si más que el posado con su exmujer que ha sido de lo más comentado de la visita a Francia. Y mira que el viaje ha tenido escenas reseñables. ¿Qué me dicen si no de ver a nuestros reyes homenajeando a los republicanos españoles que formaban parte de La Nueve? Impagable, pero insuficiente para rivalizar con el tumultuoso lío de faldas de Hollande.

Con eso sólo pueden competir en atención mediática los vestidos, zapatos y peinados que nuestra reina ha lucido durante el viaje y, si alguien tiene dudas, que se dé una vuelta por internet.