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Opinión

El fútbol y la corrupción

Hace cosa de cinco años , leí un libro titulado Juego Sucio. Fútbol y crimen organizado del periodista canadiense Declan Hill, que en España sacó a la luz Alba Editorial. El titulo prometía emociones fuertes y la verdad es que no defraudó . Ya en el prólogo, el texto se iniciaba con una cita, un tanto melodramática, del campeón del mundo con Francia Enmanuel Petit . "He aquí la crónica de un batalla, que en el centro del fútbol internacional, libran el bien y el mal", decía el habilidoso centrocampista galo. Y, a renglón seguido (nunca mejor dicho), el propio autor nos encogía el ánimo con este anuncio tenebroso: "Empezaremos con un asesinato , mejor dicho con dos asesinatos sangrientos".

Casi todas las buenas novelas de misterio comienzan con un asesinato, pero que en la primera línea de un libro dedicado al fútbol nos tropecemos con dos cadáveres llama poderosamente la atención. Y no era para menos, porque los dos cadáveres hallados en un pequeño piso de Newcvastle (norte de Inglaterra) pertenecían a un joven chino estudiante de posgrado y a su novia de la misma nacionalidad. Los dos jóvenes -"una pareja que le caía bien a todo el mundo"- habían sido torturados salvajemente antes de morir y la investigación policial posterior llegó a la conclusión de que el crimen bien pudiera ser obra de la mafia oriental que controla las apuestas amañando los resultados.

Al parecer, la mafia china tiene por costumbre torturar y asesinar a quienes la traicionan para que sirva de advertencia a los que puedan sentirse tentados a ello. Y si el inicio del libro era truculento, el resto de capítulos no desmerecía en absoluto porque eran un relato pormenorizado de sobornos, compra de partidos, amaño de resultados y connivencias con las casas de apuestas, que no solo especulan con las tres clases de final que puede tener un partido de fútbol (victoria, empate o derrota) sino también con el minuto donde pueden caer los goles, los nombres de los autores, y cualquier otra clase de detalles de menor importancia.

Amaños de resultados en el fútbol, los hubo siempre, pero quizás es un fenómeno reciente (y muy peligroso) la implicación de organizaciones criminales en su gestión. Y viene a cuento este introito tras haberse sabido que el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI ordenaron la detención en Suiza de siete altos directivos de la FIFA por supuesta corrupción. El escándalo se produjo, sospechosamente, el día antes de celebrarse el congreso del organismo rector del futbol mundial en el que resultó reelegido como presidente Joseph Blatter que llevaba 17 años en el cargo.

No obstante, la presión internacional fue enorme y Blatter se vio obligado a anunciar su renuncia para cuando se elija a su sucesor. La irrupción de un país como EE UU, que no es una potencia futbolística, en este asunto, plantea algunos interrogantes que quizás vayan más allá del benemérito propósito de luchar contra la corrupción. Había un mundial previsto en Qatar (territorio peligroso) y otro en Rusia (enemigo potencial). Mientras tanto, aquí algunos aprovechan la coyuntura para pedir la cabeza de Villar y hasta la del marqués de Del Bosque.

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