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El análisis

La necesaria internacionalización de nuestro plátano

En estos tiempos en que tanto se habla de la internacionalización de la economía canaria como una vía para asegurar su estabilidad, su viabilidad y un mejor futuro más allá del mercado canario, hay que resaltar que uno de los dos principales productos agrícolas de Canarias ya está internacionalizado plenamente, el tomate. Sin embargo, el plátano se mantiene concentrado casi en su totalidad en el mercado peninsular y en el regional, del mismo modo que el resto de productores europeos se concentran en sus países respectivos: Martinica y Guadalupe en Francia y Madeira en Portugal. Sin embargo, esto en el caso canario que hoy nos parece lo usual, no siempre fue así. Desde el siglo XIX ya se hacían envíos de plátanos al Reino Unido, es más, fueron empresarios británicos los que iniciaron este cultivo en las Islas.

De hecho en 1885 el plátano canario no era desconocido para el gran público en Covent Garden, aunque estaba asociado al consumo de la alta sociedad.

En 1910, diez firmas extranjeras copaban la consignación del plátano canario en las islas.

Como es conocido, en 1972, con la reserva del mercado nacional español para el plátano, se terminó de hecho la exportación.

Más adelante, a consecuencia de la integración plena de Canarias en la UE en 1993 se reactivó el sector platanero canario, que a partir de esa fecha llevo a cabo un importante proceso de modernización productiva. Sin embargo, este ímpetu no se ha visto correspondido con la comercialización de la fruta más allá de nuestras fronteras. La regulación y la tradición del sector han logrado que España sea uno de los primeros países del mundo con el consumo de plátano por habitante más elevado. Este alto consumo, sin duda el más relevante de toda Europa, ha provocado que los vendedores de la banana sudamericana hayan concentrado su estrategia más agresiva en el mercado español y, con ello, nuestro plátano cada vez tiene menos cuota de mercado. Según los últimos datos conocidos, la banana representa ya el 28% del mercado peninsular, mientras que el plátano tiene el 72% y bajando año a año.

Para hacernos una idea de la situación, hemos constatado que con las sucesivas ampliaciones de la UE la banana dólar, con una agresiva estrategia de ventas, ha acabado copando el ochenta por ciento del mercado europeo, mientras que los productores europeos (españoles, franceses y portugueses) y los de los países ACP (con condiciones preferentes de acceso) suministran el otro veinte por ciento. Por otro lado, hay que señalar que según ha manifestado recientemente Asprocan, en estos momentos, el kilo de plátano se vende al público en la Península casi un 200% más caro que el coste pagado a los productores, lo que significa que los intermediarios se benefician de los mayores márgenes comerciales. Asimismo, no hay que olvidar el volumen de ayudas por comercialización que reciben las organizaciones de productores canarias procedentes del presupuesto comunitario y que está fijado en unos 140 millones de euros anuales. Ahora bien, hay que resaltar que, frente al carácter pasivo de muchos subsidios agrícolas, esta ayuda solo se cobra si el plátano es efectivamente comercializado; por tanto, tiene que competir en el mercado y venderse para poder cobrar la ayuda europea. Si no se vende, no hay ayuda. La exigencia es alta, porque significa que el plátano canario ha de verse las caras en los mercas de España y en la competición por el suministro a las grandes superficies con las bananas de los mejores cosecheros del mundo. Y colocar el producto para poder cobrar la ayuda europea.

Una ayuda europea cuyo objetivo final es permitir mantener las rentas a los cosecheros canarios que sean competitivos, insisto, aunque las sucesivas rebajas del arancel de entrada a la banana dólar que la UE implementa y continuará estableciendo, con acuerdos bilaterales cada cierto tiempo le ha ido restando la inicial ventaja comparativa que teníamos. Resulta llamativo, en este sentido, que en los nuevos países que se han ido incorporando paulatinamente a la Unión Europea, no solo no se conozca sino que no se haya realizado una adecuada prospección de mercado para conocer la viabilidad de introducir nuestro plátano.

No obstante, el gran consumidor europeo de plátanos, junto con España, es Alemania, y muchos de sus habitantes conocen muy bien el plátano canario pues lo han probado en sus viajes de vacaciones a Canarias. Sin duda ha llegado el momento de plantearse con rigor y muy seriamente la necesaria internacionalización del plátano canario al resto de Europa. Ahora bien, esta debe realizarse basándose en la gran calidad y a la exquisitez de nuestro producto, en definitiva, con el plátano de la máxima calidad y enfocado a nichos de mercado donde prime la calidad por encima de todo y donde el precio sea secundario, ya que en precios nunca podremos competir con la banana. Por supuesto sin olvidar nunca el mercado canario y peninsular que van a seguir siendo nuestros principales clientes.

Alemania es junto con el Reino Unido uno de los principales mercados de productos orgánicos, lo que constituye otro factor de oportunidad, puesto que en España por el momento no hay demanda de plátano ecológico que permita dedicarle una gran producción. Tenemos uno de los mejores plátanos del mundo, pero todavía no lo vendemos fuera de nuestras fronteras. Es el momento de empezar a hacerlo, o al menos de estudiarlo con rigor.

El esfuerzo en la calidad del producto y la comercialización que exige su venta en el mercado español son enormes, y el plátano canario los está cumpliendo, puesto que coloca cerca de 400.000 toneladas al año, pero no será a la larga suficiente para garantizarse el futuro. Hay que aprovechar ese salto de calidad y de mejora de la comercialización y abrir nuevos nichos de mercado en el resto de la UE.

No podemos olvidar, por último, que el año 2020 está cerca y que antes de esa fecha se revisarán, una vez más, todas las ayudas agrícolas europeas, además de que el futuro acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y los Estados Unidos de América, el controvertido TTIP, va a cambiar radicalmente la política agrícola europea tal y como la conocemos y, con toda seguridad, estos hechos van a tener mucha influencia en el futuro de nuestro plátano.

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