En el siglo XX los ligones no eran como ahora unos señores hinchados y tatuados como los de Mujeres y hombres y viceversa.
No había canis entonces. En aquella época el ligón por antonomasia era un "galán": un tipo bien parecido, elegante, con buenos modales y un punto de vividor.
Un ejemplo nacional es el galán Arturo Fernández, que actuaba interpretando personajes que casualmente eran galanes igualitos que él. Qué gran actor. Después llegaron el landismo, Esteso y Pajares, la tele privada, de pago, por cable, Internet, las descargas y el streaming. Aquella figura del galán desapareció, pero nadie avisó a nuestro hombre de que había llegado el siglo XXI.
"En los últimos años hay más ignorantes que nunca, y la televisión es la responsable.
Los espectadores votan aquello que les han metido en la cabeza unos que salen en la caja tonta. Los medios de comunicación son nefastos", acaba de decir el galán en una entrevista.
Sigamos los consejos del programa Saber vivir que nos piden que tratemos con cariño a las personas mayores: Arturito dirá eso porque en el s. XX la tele era una caja y los listos pensaban que llamándola "caja tonta" parecían más listos aún. ¿Ven?, no es nada grave.
Y lo de que ahora hay más ignorantes también lo dirá sin maldad: será que a su edad no le coinciden las cosas que él sabe del siglo XX con las cosas que otros saben ahora en el s. XXI, pero no hay acritud al llamar ignorantes a los médicos que trabajan alargando su esperanza de vida. Y seguro que ese miedo a los medios de comunicación y a los votos no es una sorprendente defensa de la ignorancia por quien trabajó en la tele y acaba de criticar la ignorancia. Será que recuerda un régimen político del s. XX que, oye, tenía sus cosas buenas.
En fin, por si es usted quien no recuerda a Arturito, sepa que protagonizó varias series en la tele, pero eso fue hace diez, quince y veintipico años, y no va a caer. Mejor espera a ver si va a Cine de barrio, lo ven y ya dicen con cariño: "Anda, mira, si es Arturito Fernández".
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