Los terroristas que matan indiscriminadamente para favorecer a sus intereses son rechazados por casi todos. Pero no ocurre lo mismo con otros seres, en parte aún más repugnantes, que, como buitres, se aprovechan de los cadáveres dejados por los terroristas. En España tenemos una tan larga como triste experiencia de partidos que intentaron aprovechar de una u otra manera a los muertos por ETA.

A escala mundial, todos sufrimos no sólo los muertos del 11 de septiembre, sino las medidas opresivas que con esas excusas implantó Bush para reforzar su poder.

Ahora también, un desprestigiado Hollande no tiene escrúpulos en utilizar a los muertos para reafirmar su autoridad, restringiendo los derechos humanos. Incluso ha prohibido ya las masivas manifestaciones mundiales que se iban a realizar en París para reclamar un mundo menos contaminado, envenenado, mucho más mortífero que todos los terrorismos juntos.

Hasta qué punto sea hipócrita su excusa de reprimir la libertad por "seguridad" lo prueba el hecho que hace poco no impidió la masiva manifestación tras el atentado de Charlie Hebdo porque intentó hacernos creer que estaba encabezada por él y otros dirigentes mundiales, cuando sus imágenes se tomaron en otro lugar. ¿Hasta cuándo toleraremos a esos dirigentes que no respetan ni a los vivos ni a los muertos?