La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cien líneas

Calasanz

Las primeras escuelas gratuitas de la historia son creación de José de Calasanz, un cura aragonés, de Peralta de la Sal. Vivía en Roma. Unas graves inundaciones arrasaron el Trastévere, ya de por si un barrio paupérrimo. Calasanz, con gran empatía, se volcó en las tareas de ayuda y de esa acción, a la reflexión: solo la educación puede sacar del pozo a las sociedades endémicamente pobres.

Así fue como concibió las primeras escuelas gratuitas de la historia ya que cobrar a los que nada tienen es absurdo. Las imaginó y las puso en práctica con unos planteamientos pedagógicos muy avanzados y a partir de procedimientos extremadamente minuciosos.

Repasemos: empatía, genialidad y gestión. Tres tiempos sucesivos que establecieron una auténtica revolución positiva, una de las mayores desde la rueda y el dominio del fuego.

Sin ninguna exageración cabe indicar que San José de Calasanz -no lo había dicho: fue elevado a los altares- está a la altura de Einstein, Kant o Leonardo da Vinci salvo en... el pero es evidente: era español y cura, dos de las peores cosas para el dictado del pensamiento políticamente correcto que nos tiene cogidos por el cuello y no nos suelta.

Si las escuelas gratuitas las hubiese establecido un ilustrado francés, un pedante alemán o un agnóstico británico -no digamos un socialista de donde sea- estarían consideradas como uno de los grandes pasos adelante de la humanidad. Pero un tonsurado rural oscense ¡hombre, por favor! Así nos va.

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