La Provincia - Diario de Las Palmas

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En voz alta

Tiempo de contradicciones

El discurso es la principal herramienta que debe manejar el político ante la opinión pública. El recurso principal que debo sostener ante los ciudadanos; los argumentos en los que creo, y que se proyectan desde mi formación política, Coalición Canaria. Y que se mantiene ante la opinión pública de forma clara, cristalina, para que, cuando menos, nuestra posición quede bien definida y pueda ser valorada. Sin embargo, e incluso más a menudo de lo deseable, algunos rivales políticos traspasan las líneas de lo coherente, como si los demás no tuviésemos memoria o incluso juicio. Ahora que el 20-D está ya en el horizonte cercano, cuando la campaña electoral ya se encuentra lanzada, puedo comprender hasta cierto punto ese afán por reforzar las posiciones propias en el debate ante los votantes. Acto seguido debo añadir que algunos fuerzan su discurso mucho más allá de lo tolerable.

En este sentido, tengo que subrayar que en Gran Canaria vivimos un tiempo de flagrantes contradicciones. De absurdos que cuesta asimilar. Por ejemplo, en noviembre pasado hemos asistido a una apasionada petición de más camas turísticas en la Isla, posición que ha expresado el presidente del Cabildo, Antonio Morales. Se trata de una reclamación en demanda de nuevas fórmulas que permitan incrementar nuestra capacidad alojativa sin comprometer más suelo. Loable petición, que, con matices, he defendido antes de forma pública, como punto fuerte dentro de la propuesta de gobierno de Coalición Canaria para el Cabildo. Ocurre sin embargo que Morales olvidó el discurso que ha sostenido el líder de su formación, Nueva Canarias, sobre este asunto. Román Rodríguez era presidente del Gobierno de Canarias cuando se aprobó, en 2001, la Ley de la Moratoria Turística. Y en esa posición se mantiene, como sabe todo el mundo en Gran Canaria. Dos líderes equivalentes que defienden las mismas siglas, uno en una posición y el otro en la opuesta. ¿Alguien puede entenderlo? Es una pésima noticia para Gran Canaria, para la seguridad jurídica, para la capacidad de esta isla a la hora de presentarse como un destino cierto ante los agentes económicos.

Claro que Román está ahora más por las fotos. Más incluso que su candidato al Congreso, Pedro Quevedo, oculto tras las siglas de otro partido no nacionalista. A lo mejor es que Rodríguez siente que ha perdido protagonismo en comparación con Morales, y se olvida de que él mismo ya no sale en las papeletas. La adicción al protagonismo es lo que tiene.

Pero, volviendo a lo de las contradicciones, la de las camas turísticas no es la única con la que se ha lucido Nueva Canarias. En el Parlamento de Canarias critica al Gobierno por no cumplir con los límites del techo del gasto para disponer así de más recursos susceptibles de ser utilizados en las políticas sociales y los servicios públicos. Anima por tanto a la desobediencia respecto a los rigurosos estándares sobre el déficit impuestos a las comunidades autónomas. Mientras, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, donde Nueva Canarias es parte del gobierno municipal, anuncia que tiene en sus arcas 25 millones de euros que no se pueden gastar porque así lo impone ese mismo techo de gasto. Algo parecido a lo que, me temo, ocurrirá pronto en el Cabildo de Gran Canaria. Una vez más, ¿en qué quedamos?

Una contradicción más amplia todavía es la del nuevo Estatuto de Autonomía que defiende el PSOE. ¿Cuál? ¿El que tiene pactado en el Gobierno de Canarias con Coalición Canaria? ¿El que ha acordado en su alianza electoral con Nueva Canarias para el 20-D? Me gustaría que se aclarasen, para poder opinar con cierto fundamento sobre un asunto relevante para las Islas.

El mismo desatino lo padecen los socialistas en el Cabildo, porque están por imponer una tasa turística insular (otra vez el doble rasero con el turismo según dónde se esté), al tiempo que el alcalde de la capital, Augusto Hidalgo, se manifiesta en contra de la implantación de una medida de este tipo.

Todos estos ejemplos, y hay más, nos demuestran que detrás de las siglas políticas asoma la intención por hacer una cosa o la contraria, las dos cosas o ninguna, según convenga o no, siempre para quedar bien sin arreglar un solo problema ciudadano. En ese sentido, ya que hablamos de comparar discursos y estilos, hay un mundo de diferencia entre Nueva Canarias y Coalición Canaria. Los nacionalistas somos dialogantes, firmes, coherentes. ¿Por qué? Por puro respeto a los ciudadanos, que no quieren trampas. Hemos visto cómo la capacidad de diálogo del presidente Fernando Clavijo da sus frutos (el reparto de los fondos del ITE, sin ir más lejos). No vamos a olvidar los grandes temas de Canarias, y lo estamos demostrando. La incoherencia se la dejamos a otros, en exclusiva. La sociedad grancanaria ya se ha dado cuenta del truco.

(*) Secretario general de Coalición Canaria en Gran Canaria

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