La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Inventario de perplejidades

Las gafas del presidente

Al presidente del gobierno, en Pontevedra, su ciudad, durante un paseo electoral por una calle céntrica, un adolescente de 17 años que se había puesto a su lado para hacerse una foto, le propinó por sorpresa un fuerte golpe en la cara y le destrozó las gafas. Según cuentan testigos presenciales ( la calle estaba abarrotada de gente a esa hora de la tarde), el señor Rajoy reaccionó con tranquilidad, se manifestó interesado en recuperar las gafas, y se negó a suspender las actividades previstas para la jornada que incluía un mitin final en la ciudad donde resido. Mientras tanto, el joven agresor (un menor de edad a efectos penales) se manifestó orgulloso de su acción y, al parecer, declaró que volvería a repetirla si tuviera oportunidad de ello. La templanza del presidente ante el suceso contrasta con la excesiva agresividad de algunos medios afines que sacaron a relucir inmediatamente deducciones disparatadas. Y ya no digamos con el coro de unánimes abominaciones de la violencia del resto de los partidos, como si pretendieran alejar de ellos alguna no menos disparatada sospecha de simpatía hacia el agresor. Por lo que se refiere a los medios, he oído en las tertulias madrileñas toda clase de versiones. A cual más incoherente. En unas, se atribuyó el incidente al clima de odio hacia la derecha que desde la oposición se ha venido sembrando en la calle estos últimos años . (Como si en la España actual estuviésemos viviendo un clima de agitación social como el que precedió al asesinato de Calvo Sotelo). Y en otras, se quiso dibujar la personalidad del joven agresor como la propia de un militante de una de esas candidaturas de unidad popular que han surgido últimamente (de neo-guevarismo la calificó uno de los excitados tertulianos). Aunque la más excéntrica de todas se la oí a un conocido locutor de radio que tiene desde hace años a don Mariano Rajoy en el centro de la diana de sus obsesiones. Nada más enterarse de que el presidente del gobierno no va a presentar denuncia contra su joven agresor sacó del cajón de los agravios su viejo repertorio de ofensas y, después de llamarle por enésima vez "maricomplejines" ( su insulto favorito), le culpó de haber permitido, por su dejadez y falta de carácter, una deriva peligrosa del país hacia la ingobernabilidad. El señor Rajoy ha tenido un final de campaña bastante agitado pese a haber tomado medidas para que no fuese así evitando confrontaciones problemáticas. Lamentablemente, hay cosas que escapan a las previsiones mejor estudiadas. Primero fue el trágico asalto a la embajada española en Kabul, luego, el debate con el líder de la oposición que se atrevió a llamarle "indecente", y ahora, la agresión callejera en su querida Pontevedra. Por cierto, analizando las imágenes del presidente del gobierno después del incidente, he llegado a la conclusión de que no tenía a mano unas gafas de repuesto para sustituir a las que le rompieron con el puñetazo. Una imprevisión imperdonable en quien lleva gafas para todo desde hace años. Convendría que se las repusieran de inmediato. Las va a necesitar para ver bien los resultados electorales el próximo día 20. No todo van a ser disgustos.

Compartir el artículo

stats