Nunca pensé, a pesar de mi experiencia, que alguna persona de la secretaría particular de un alcalde (cargo público o de confianza) "fuera tan buen escudero" para blindarle y a su vez, "burlarse" de un ciudadano.

Me refiero al Secretario Particular del alcalde Augusto Hidalgo.

Se puede comprender que un cargo público que ostenta la representación de casi 400.000 habitantes no tenga el tiempo material de "recibir" a cada ciudadano que le solicite una visita aunque sea de "cortesía", sería prolijo e imposible de cumplirse materialmente en el tiempo limitado de su mandato, pero las formas protocolarias deben ser de mayor altura de miras y cumplirse con dignidad.

Esta exposición de queja pública puede ser demostrada empíricamente por el firmante de esta "carta abierta" dirigida al regidor municipal de Las Palmas de Gran Canarias.

Sr. Hidalgo, comprendo perfectamente "el blindaje" que sus escuderos ejercen para usted ante la petición de cualquier ciudadano, pero repito, "sean corteses y guarden las formas protocolarias".

No es de recibo que sus "escuderos vean gigantes bajo las sombras de las aspas del molino" para dar largas incoherentes y hasta grotescas a un ciudadano que solo ha ejercido su derecho de "petición", sea esta de la naturaleza que sea.

A un ciudadano se le puede atender o denegar una petición de visita, pero no argumentarle estupideces preferenciales de agendas o de selección de las personas en virtud del cargo que representan, porque son una ofensa a la inteligencia de las personas, además de ser un ardid político "muy viejo y manido".

Le manifiesto mi repulsa a las personas que llevan esa secretaría por su falta de respeto y educación a este peticionario, hasta el punto de tener que hacer pública esta queja bien justificada después de pasar más de tres meses de espera sin recibir contestación alguna y al socaire de la incoherencia del protocolo.