Llevaba varios días dudando del amor de Dios, quería dejarlo todo, tiran mucho la carne, el mundo y el jodido demonio, que te acosa ofreciéndote los manjares más deliciosos envenenados. Estaba enfadado con Dios. Tanta gente comentando su providencia en pequeños detalles y a mí ni caso. Me rebelé y me negué a seguirle. Si realmente me quieres, muéstramelo. Mi sobrina nieta me acompañó a misa. "¿Qué le pìdes a Dios?", le dije a la niña. "Por mis padres, ¿ y tú?", dijo ella: "Yo por el cura que dice la misa". Al momento el sacerdote tuvo que sentarse porque se mareaba, me acerqué desde los últimos asientos a interesarme y ver qué pasaba, era el único médico existente en la asamblea, estaba sudoroso, le tomé el pulso y esperamos un momento a que se recuperara. Volví a mi sitio con la niña. Antes de la consagración, de nuevo volvió a marearse. Llegué con la niña de la mano y la dejé en el primer banco.

El sacerdote estaba sudoroso, débil, la voz temblorosa. Quiso seguir y me vi obligado a estar sosteniéndole con mi mano para que fuera capaz de terminar la misa. Mientras pronunciaba las palabras milagrosas: "Este es mi cuerpo" y "Esta es mi sangre" yo quería sostenerlo en pie. Tocaba su espalda sudorosa, le animaba a no desfallecer, ya quedaba menos. Yo, que otras veces había repartido la comunión, por mi rebeldía y por problemas médicos en la vista y por lo miserable que me sentía me alegré de que otra persona, ministro de la comunión, la repartiera. Él sintiéndose muy débil se dirige a mí con el copón de la consagración y me lo da para que yo reparta el cuerpo de Cristo... "¿Yo? Un miserable como yo? ¡No!... Hay más ministros" le dije. "Si tú eres miserable, Dios es misericordioso. Reparte la comunión a tus hermanos". Y según daba la comunión, él permaneció sentado y yo viendo ese gesto del amor de Dios conmigo, con los pequeños, los que se creen que Dios se ha olvidado de ellos, los pecadores arrepentidos. Y la niña decía: "Menos mal que aplicaste la misa por el cura" y yo le dije: "Son las cosas de Dios, mi niña, ha sido Él quien me ha dicho que me quiere".