"Guerraguerraguerra. Esta palabra va a romperme. Tengo miedo y es ella que vigila; tengo frío, y es ella que vigila. Y papá detrás, perdiéndose. ¿Dónde estará? Lo extraño a esta hora. Regresaba del periódico sonriente. No, hoy no lo veré. Está escondido en la guerra. En la casa, abuelo y todos lo llaman en secreto, pero él no oye. Anda debajo de ese escándalo, en la calle" (El barranco, Nivaria Tejera).

No hubo aguacero en París este seis de enero, pero sí una fina lluvia cuando la madrugada del día de Reyes fallecía Nivaria Tejera, poetisa y escritora cubana y canaria. Nivaria nació en La Habana en 1928 pero con apenas un año su familia se fue a vivir a Tenerife, en esta isla residió hasta 1944. Tras el golpe de Estado de julio de 1936 los fascistas detuvieron y encarcelaron a su padre y cuando logró escapar de la prisión franquista regresó con la familia a La Habana. De esa experiencia vital nació una novela imprescindible para los estudiosos de la literatura sobre la guerra civil española: El barranco. Un texto que cuenta el conflicto bélico visto por los ojos de una niña.

La profesora de Literatura en el Hunter College de Nueva York, María Hernández-Ojeda ha investigado y analizado la obra de Nivaria Tejera. Además de varios artículos académicos, Hernández-Ojeda ha publicado los libros: Insularidad narrativa en la obra de Nivaria Tejera: Un archipiélago trasatlántico (2009) y Los exilios literarios de Nivaria Tejera (2012).

Cuenta María Hernández- Ojeda que de toda la creación literaria de Nivaria Tejera, el texto que mayor éxito ha tenido es El Barranco, se editó por primera vez en La Habana (1959), Canarias (1989 y 2004), en francés (1958 y 1986), en italiano (1960), en alemán (1962) en checo (1964) y en inglés (2008).

En su libro Insularidad narrativa en la obra de Nivaria Tejera: Un archipiélago trasatlántico, la profesora de Literatura en el Hunter College de Nueva York María Hernández- Ojeda escribe que: "Los textos nivarianos forman parte esencial de la historia literaria de Cuba, Canarias y el exilio latinoamericano en París.

El diálogo que establece entre sus obras conforma un puente transnacional, en el que la anécdota no importa, solo la experiencia vital de la escritora-isla. El mar representa en Tejera la búsqueda de libertad, como se refleja en la escena de El barranco en que la niña por fin se encuentra con su padre junto al océano. Nivaria, quien paradójicamente no sabe nadar, está vitalmente conectada al mar: la isla Nivaria asocia al mar con el proceso de liberación en su escritura." Además de su obra narrativa, Nivaria Tejera publicó numerosos textos de poesía y ensayo y también practicó el arte de la pintura.

María Hernández-Ojeda comenzó a investigar la obra de Nivaria Tejera después de leer El barranco, pasó varios meses hasta que pudo localizar a la escritora cubana canaria en París, y de sus encuentros en la capital francesa surgió una amistad entre la profesora grancanaria y Nivaria y su círculo más cercano.

Esa relación cercana (y el habitual compromiso social investigadora canaria ) se vio reflejada en la inmediata reacción de María Hernández-Ojeda que apoyó a la hija de Nivaria Tejera, la escritora Rauda Jamís, para abrir una cuenta de crowdfounding para poder pagar los servicios funerarios de su madre. Caía una lluvia fina en París cuando murió una escritora que creó un universo literario del que forma parte Canarias, así nos lo contaba la profesora Hernández Ojeda en una entrevista en Tamaimos.com.

Sin embargo, Tejera no es estudiada en los centros de enseñanza en las islas a pesar de ser la autora de una novela ambientada aquí y traducida al inglés, al francés, al alemán y al checo. Como en los versos del poeta peruano César Vallejo: (Me moriré en París con aguacero/ un día del cual ya tengo el recuerdo), también Nivaria Tejera murió en París, solo caía una fina lluvia, aunque sí hubo un aguacero de solidaridad que sirvió para garantizar una despedida digna.