La temperatura ha bajado unos grados. Parece que los efectos del cambio climático no son tan graves, por ahora, y en donde toca habrá invierno, y hasta nieve en las estaciones de esquí. Habrá nieve y habrá rebajas, ya están en las tiendas, pero las habrá también en el congreso de los diputados para acordar quién preside y quién compone la mesa de la cámara. Nada será igual a nada, y eso a veces está bien, aunque se trate de un hombre demediado recogiendo una cartera que dice será la última porque dentro de cuatro años impondrá mochila a todos los diputados, y diputadas, supongo. Qué estupidez. Por eso entiendo tan bien el viaje de Pedro Sánchez a Portugal, a Lisboa (para vivir allí para siempre) "Menos mal que nos queda Portugal" decía un disco de Siniestro Total, creo, porque París se agotó en la película Casablanca. Menos mal que nos queda Portugal, que se cargó pacíficamente una dictadura con claveles en las bocas de los fusiles, un año y pico antes de que nuestro general superlativo muriera en la cama previa tortura de su yerno. Una nuera canaria de ese yerno dio las campanadas del año nuevo desde la Puerta del Sol de Madrid, en la 1 de TVE, pero de eso probablemente nadie se acuerda, de los parentescos. Son cosas que ya no se llevan, no están de moda, no arreglan nada, más bien, o estropean todo, como el famoso cuñado en las cenas y comidas navideñas. Antes los parentescos unían territorios, evitaban o provocaban guerras, servía para muchas cosas eso de casar a princesas y a princesitos adolescentes de distintas dinastías y países. ¿Serviría de algo casar a la diputada y líder de la CUP, la del hachazo en la frente, con Pablo Casado del PP, es un decir? A lo mejor se arreglaba el asunto catalán o acababa de estropearse sin remedio. Pero son las rebajas, tiempo de rebajas, y todo es posible siempre que quepa imaginarlo que diría Parménides, ¿o fue Heráclito? Hasta los presocráticos están en la desmemoria porque los filósofos de cabecera son los que escriben esos libros rápidos sobre economía portátil, economía se supone para entender lo que nos está pasando, eso sí, siempre a posteriori, no vaya a ser que acierten con alguna predicción. Son tiempos de rebajas y conviene aprovecharlos, pues sólo duran hasta marzo, hasta que ya es primavera y probablemente voten los catalanes, y vuelvan a votar con los españoles en mayo. Tiempo de rebajas, tiempo de lluvia.