Si las elecciones democráticas garantizan la decisión de un pueblo para elegir a sus representantes, desde luego que esta absurda Ley electoral tira por la borda cualquier justicia en ese sentido, y solo a unos iluminados o mejor dicho, están los interesados de siempre, que desean seguir manteniendo esta añeja e injusta ley de D'Hondt a toda costa. Y es que entre la voluntad del pueblo, expresada en votos, y la representación política expresada en escaños hay de todo, menos proporcionalidad, representación y mucho menos se percibe justicia. Si trasladamos votos a números de escaños se observa claramente que un partido (PP) con 5 millones de votos obtiene 123 escaños, otro partido (PSOE) con 4 millones obtiene 90 diputados y otro como el caso de IU con casi un millón de votos obtiene sólo dos diputados, y esto deja clarísimo que la manifestación popular al terminar el proceso electoral es altamente injusta, absurda y de locos. Estos resultados se cargan no solo lo más importante de un sistema democrático que debe legitimar la representación popular, también se cargan la verdadera manifestación popular, pues carece de objetividad, de razón y por supuesto de sentido común, no hay ninguna manera de justificar semejante disparate, de esta absurda ley electoral.

El verdadero problema de la actual ley electoral no es el sistema D'Hondt, sino el sistema de circunscripciones. En las circunscripciones grandes de más de 10 escaños el sistema D'Hondt asigna los representantes de forma proporcional, pero en las circunscripciones pequeñas el sistema perjudica seriamente a los pequeños partidos. Este sistema electoral es injusto pues deja sin representación a gran parte del electorado, y desde luego en qué cabeza cabe que una organización con cerca 1 millón de votos tenga solo dos diputados como el caso de IU, es solo una marrullería política que le interesa a los grandes partidos, y desde luego que vengan y nos hablen de transparencia, legitimidad y voluntad popular. ¡Que venga Dios y lo vea!...

Y por si fuera poco ahora, hasta el mismísimo Sr. Pablo Iglesias se da cuenta de su gravísimo error al despreciar reiteradamente a Izquierda Unida para ir juntos en coalición y de manifestar públicamente que IU seguía viviendo en el pesimismo existencial, le planteaba en su momento a esta organización de izquierdas que se cociera "en su propia salsa llena de estrellas rojas y de cosas", pero que no se acercaran a Podemos, porque entiende que IU son "responsables que en este país no cambie nada", les llamó a IU cenizos, tristones y lo peor, los culpó de todos los males de este país en los últimos 30 años, ¡toma castaña!..., el Sr. Pablo Iglesias desafió a IU a que se presentaran a las elecciones solitos, sin Podemos, esa fue la respuesta de este dirigente para rechazar una y otra vez la confluencia electoral en las últimas elecciones generales.

Planteó que IU hoy es una organización del 5%, diciéndole que era una marca perdedora, sinceramente todas esas desafortunadas declaraciones, ahora se las debe tragar una a una, el Sr. Iglesias, puesto que ese millón de votos de IU, hoy vale oro a la izquierda y a España para formar un gobierno de estabilidad y de izquierdas, la confluencia con IU, bien le vendría para obtener 112 escaños y estar muy por encima del PSOE en votos y por supuesto en escaños y desde luego hoy tendríamos garantizado un gobierno con mayoría de escaños que permitiría la gobernabilidad de este país. Hoy todos los círculos de Podemos reconocen un error monumental no haber ido en coalición con IU y sobre todo, haber permitido esas desafortunadas declaraciones al despreciar a una organización que ha formado parte de la historia de este país, en los momento más difíciles de la dictadura, con hombres y mujeres antifranquistas y que posteriormente jugaron un papel extraordinario en todo el proceso de ruptura de la dictadura a la democracia y en la transición española a la democracia.

Quienes hemos pertenecido al PCE y a IU posteriormente, sabemos que miles de hombres y mujeres vivieron los momentos más difíciles de sus vidas, luchando por las libertades en este país, solo por ese motivo el Sr. Iglesias debió ser más respetuoso con los valores que representa IU. Ese visceral rechazo a la confluencia de Podemos con IU no solo mostró la prepotencia y soberbia, sino lo peor de todo, tener una miopía política de tal magnitud que hoy se arrepienten y lamentan totalmente. Sería bueno escuchar a los dirigentes y en especial al Sr. Iglesias, una sincera autocrítica en ese sentido y por supuesto no les vendría mal pedir disculpas por esas desafortunadas declaraciones hechas en su momento y sobre todo por la mala estrategia planteada de aislar a IU de la que muchos de sus votantes hoy reconocen que otro gallo le hubiese cantado y estaríamos hablando claramente de un Gobierno de izquierdas con fuerte número de escaños y votos, lo que permitiría una gobernabilidad y la estabilidad que España necesita. Por otro lado esto deja claro que no debe decir nunca que de esta agua no beberé, pues ahora la necesita como un océano, ese cerca millón de votos de IU, como agua de mayo le vendría a Pablo Iglesias para colocarse como presidente, está claro que han sido decisiones inadecuadas y fracasadas, las decisiones de esta organización le corresponden a los diferentes referéndums, círculos y asambleas territoriales, donde la voz y la palabra recobran una enorme importancia.

Esa es la regla número uno de la organización Podemos, y es de sabio y coherente aprender de los errores del pasado, actuar con prepotencia y tomar a la ligera decisiones de este tipo, causa un mal a la propia izquierda y sobre todo frustra a quienes aspiran a otra forma de hacer política, hay que superar estilos más propios del pasado. Al Sr. Iglesias le corresponde decir claramente que se ha equivocado no aliarse con IU, y está obligado a abrir las redes sociales, a consultar con las asambleas ciudadanas para que opinen y decidan si IU debe o no confluir en un futuro junto a Podemos y desde luego la evidencia está clara, el camino está abierto por la izquierda, una izquierda que desea hacer otra política, más cerca de los necesitados, una política que ilusione y no frustre el futuro de la ciudadanía. Según las últimas declaraciones de los diferentes dirigentes políticos, está muy difícil llegar a acuerdos por la derecha o por la izquierda y ya todos debajo de sus mesas tienen sus cartas marcadas, unos ya saben que unos nuevos comicios no les vienen nada bien y otros prejuzgan que si les conviene, por desgracia y si nadie lo remedia nos vemos abocados a unas nuevas elecciones, al menos para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad que un parlamento necesita, pues mucho tiempo un país en estas circunstancias de incertidumbre no se lo puedo permitir. Ya se vislumbra la imposibilidad de acuerdos de gran coalición, esto no es Alemania, aquí aún prima el egopartidismo por encima de todo, ¡desgraciadamente!, aún hay mucho que aprender de otras democracias... y no nos quedará otra que normalizar este país con nuevas elecciones, pero eso sí, que cada palo aguante su vela, porque no se crean que el camino que les espera a las diferentes fuerzas políticas es un camino de rosas, que aprendan la lección y que la ciudadanía está vez tome buena nota y se logre gobiernos estables, no están los tiempos para aventureros ni experimentos, son tiempos de cambios pero por supuestos tiempos de gobiernos fuertes, honestos y donde prime la sensatez y lo colectivo por encima de las ansias de poder para afrontar los retos que se nos avecinan, que no son fáciles... Ahora a esperar...