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Zigurat

Ciudadanos Sánchez y Rivera

Cuando dos fuerzas políticas, una histórica y otra reciente; una de centroizquierda -que es lo que dice su líder y otra de centro derecha, que es lo que también subraya el cabeza de la nueva sigla-, después de firmar un pacto todavía caben interpretaciones sobre lo plasmado, siendo meridianamente claro, lleva a confusión a los votantes o simpatizantes que no leen lo que los próceres leen; o que no comprenden lo que examinan o que tienen otra forma de interpretar las palabras, que la mayoría aún no hemos descubierto a pesar de tanta explicación.

Lo que han dejado bastante claro es su posición sobre los graves problemas que tiene ahora el país: el paro, la posible recesión y, como piedra angular, Cataluña y la imposibilidad de un referendo para la autodeterminación.

Aunque las negociaciones -pues aquí esta acepción del término cobra toda su riqueza semántica: es un negocio-, partían con unas premisas que no podían discutir, porque no entraban en la agenda, como la unidad de España y la lucha sin cuartel contra la corrupción. Uno de estos partidos tiene sobre su espalda uno de los mayores procesos contra la degradación política del país y es el PSOE, con asuntos tan alarmantes como la crisis del sistema de subvenciones en Andalucía, donde van por los setecientos investigados; el partido de Rivera no ha entrado todavía en el engranaje del poder con mayúsculas, por lo que hay que darle tiempo para saber cómo afrontará los casos que le sucedan; que los habrá, sin lugar a dudas.

Pero lo más llamativo es que este acuerdo, que unos y otros han tratado de explicar a la militancia y votantes, es lo mejor para España y para la mayoría de los españoles: un gobierno fuerte de coalición que agrupe a todas las fuerzas posibles del parlamento. Hasta aquí parece normal... lo que no cabe es que se desgañiten uno por proclamar que son de izquierdas y que es un pacto para la izquierda y otro que es un pacto de centro derecha para los de derechas. Así uno se dirige a Podemos y otro al PP. Si Sánchez no consigue aunar corrientes de izquierda se quedará solo ante sí mismo y su deriva, con la ejecutiva en contra, y Rivera pregonará que lo han intentado, aunque para intentarlo haya que contar con los votos del PP inmerso en otras tramas que empequeñecen a la de los gobiernos andaluces.

Y a pesar de haber leído el documento, después de escuchar las declaraciones de los dos personajes, aún no se concreta decididamente el asunto de la reforma laboral, la sanidad, la educación o los impuestos. Dicen que se irá viendo sobre la marcha, a medida que se gobierna y surjan necesidades: y es lo que parece, improvisar sin conocer las escalas, a ver si el tema cuadra y pueden terminar la actuación. Lo que está claro es que el poder político es lo que les quita el sueño a sus demandantes, que atrae, que tira más que cualquier otro asunto humano. Algo positivo que he leído es que quieren denunciar los acuerdos con la Santa Sede y adaptarse a las nuevas circunstancias religiosas del país. Este sí me parece un punto importante; de esta forma sabremos cuán real es el poder de la jerarquía católica y sus pretensiones, pues la Iglesia, como la tierra es para quien la trabaja...

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