Pero ¿a quién se le ocurre pensar que en España iban a conmemorarse como es debido los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes, el más alto escritor "que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros"? Pero ¿a quién se le ocurre pensar que íbamos a emular a los ingleses, quienes ya tienen comprometida la presencia de su programa "Shakespeare lives" en centenar y medio de países para conmemorar los 400 años de la muerte del segundo más alto escritor que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros? Pero ¿a quién se le ocurre pensar que iban a aunarse los intereses del Gobierno, de la RAE, del Instituto Cervantes, de la Casa Real... en este país nuestro de empujones y codazos, de improvisación y dejadeces, de irresponsabilidades y yonofuí? Como todos los que debían desde tiempo ha tener lista la lista de actos conmemorativos se pasan el muerto (nunca mejor dicho) vendiéndonos, en vez de ambición y hermosura, un programa de aliño y revoltijo, pienso en, al menos, una docena de razones que expliquen tan nula altitud de miras.
1.- La cultura en España no importa un pimiento a las instituciones que tienen pasta y menos aún si cabe a sus mayordomos políticos. Solo les sirve como florero social. Les importan el urbanismo y las finanzas y los petróleos.
2.- La cultura en España no interesa ni un pelo al Poder. Cuanto más burros seamos los súbditos, tanto mejor. Quienes mandan de verdad llevan años invirtiendo en el fomento de la vulgaridad y la estupidez, del vocerío y el circo sin pan. Les va de cine.
3.- Cervantes y el Quijote suenan a campanas lejanas. De ahí a ponerse a leerlos va mucho trecho. Woody Allen bromeaba con un método rápido de lectura que estaba practicando. Leyó los miles de páginas de Guerra y paz en unas horas. "Trata de Rusia", concluyó tan solo. Pues Cervantes era manco y el Quijote, un loco. Y ya está, ya es más que suficiente.
4.- Cervantes no es inaugurable. No es un viaducto o una autovía o una conservera. No se puede salir en la foto con casco o con ropa aislante en algo cervantino. Por lo tanto, ¿para qué molestarse?
5.- Unos minutos en la tele de un magnate o de su monaguillo político sufriendo atentos una ponencia cervantista no da prestigio en el ambiente de la pasta ni votos. Fuera, pues.
6.- Salgamos por la tangente: Cervantes era malhumorado y pelirrojo. Y racista: léase el comienzo de La gitanilla. Y ácrata: léase el episodio quijotesco de los galeotes. Malo, malo.
7.- Sigamos por ahí: Cervantes era un machista patriarcal, no en vano los protagonistas de su obra mayor son hombres y, en ella, la mujer, representada por Dulcinea, no es que se invisibilice: es que ni existe.
8.- "Pues no tengo yo cosas que hacer antes de leer las Novelas ejemplares, tío. Y dicen que el Persiles es un muermo que te cagas. Y La Galatea, peor, colega. Pero si él mismo decía, además, que no tenía ni puta idea de poesía, joé".
9.- "Lo odio desde que me obligaron a leerlo en la escuela", oigo decir. O sea, con el mismo argumento, odio a los países bálticos, al feldespato, a la función clorofílica y al número pi.
10.- Los mandamases y sus mamporreros políticos tienen algo de sentido del ridículo con eso de la cultura. "A ver si voy a eso de Cervantes y me preguntan algo y quedo como Cagancho en Las Ventas", temen.
11.- Aunque la ignorancia está de moda, es tendencia, mola. Y dárselas de ignorante, mogollón. "¿Cervantes? No sé, me suena, esto, buf... Era un lazarillo, ¿no? ¡No, no! ¡Espera, espera! Era un pariente de don Quijote, ¿no? No sé, ni idea".
12.- Y por último: sts loko cmo voi aleer a un pabo kescrive rraro ske lo flipo k rsa! hsta la smn ke biene 1 bst XD.
