Sinceramente, siendo terrible la escena del crimen, me resulta más aterradora todavía la reacción de la opinión occidental ante el crimen.
O sea, lo que me llega a producir más terror es lo aterrorizado que se muestra Occidente. Desde luego, el terrorismo cuenta con esto y por eso golpea en los centros mismos en los que nuestro modo de vida en paz se muestra pletórico.
Aunque parezca terrible decirlo así, y más todavía en estos días, debemos asumir que nuestra fortaleza es débil, que nuestra paz lo es también, que nuestra seguridad es insegura y que el paraíso europeo es tan frágil como la vida misma.
Sólo asumiendo nuestra debilidad seremos lo bastante fuertes como para que el terror no se imponga a no- sotros.
En España, además, ya sabemos que sólo se gana la batalla contra el terror cuando éste, aunque nos conmueva, no se adueña de las conciencias, pues en tal caso es el terror el que gana.
