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Opinión

La inasumible deriva del Istmo

Vaya por delante nuestra propuesta de que el mejor aprovechamiento de los muelles del istmo es trasladar allí la ampliación del muelle deportivo. Al ser una actividad portuaria, también puede ser de acceso público, realzando y dándole valor a todo el sector de la Playa de Las Canteras.

En estos días, la prensa digital de Tenerife anuncia cómo su puerto está tratando de captar capital árabe para su conexión Puerto-Ciudad en Santa Cruz y la construcción de un puerto deportivo polivalente en Puerto de la Cruz, con intención, entre otras cosas, de embellecer las dos ciudades. En ninguno de los casos se mencionan los astilleros, pero, cuando lo han hecho, los emplazan en el nuevo puerto que construyen en Granadilla para tráfico industrial.

Para apreciar con perspectiva la deriva suicida en la que está cayendo nuestra ciudad es obligado hacer un recopilatorio de lo sucedido con la calidad del emplazamiento del que estamos hablando y lo mucho que nos jugamos en él.

El Istmo de Las Canteras ha costado decenas de años liberarlo de actividades nocivas, entre las que se encontraban también los astilleros.

Hoy pocas ciudades tienen semejante activo de futuro disfrute turístico y ciudadano, con la Playa de Las Canteras en su lado poniente y en el naciente el atraque de cruceros de turistas ávidos de paisaje.

Ya hace algunos años se encargó un concurso con arquitectos de renombre mundial para que diseñaran La Gran Marina. El istmo de Las Canteras, con sus dos brazos de mar, les agudizó la imaginación y grandes proyectos vimos en maqueta e incluso hubo un adjudicado ganador.

Por razones en las que no vamos a entrar aquella iniciativa no fructificó.

Ahora, el proyecto ha pasado a un acuario en altura, un aparcamiento en superficie y, sorprendentemente, unos astilleros. Retirados muchos años atrás, ya que impedían y deterioraban el desarrollo urbano y la calidad ambiental, han vuelto a aparecer.

Refiriéndonos al acuario, su sociedad, radicada en Santa Cruz de Tenerife, y en sus cuadros gerenciales antiguos políticos beligerantes con Gran Canaria, es extraño que no les afecte tener un astillero como vecino en su instalación lúdica. No es comprensible que no hayan mostrado alguna contrariedad por tal proximidad. Sólo sería entendible parcialmente si estamos hablando de un edificio blindado del exterior, ajeno a lo que ocurra fuera de sus muros, como es que no se haya solucionado aún el traslado de las naves del PMA a un sitio más adecuado. Este reparto de superficies constreñidas con un aparcamiento y un astillero parece haber sido la causa de que el edificio del acuario haya crecido hasta los 20 metros de altura.

Como primera degradación que detectamos en esta deriva inasumible con este nuevo planteamiento es que los astilleros en aquellos proyectos de arquitectos de fama mundial nunca fueron contemplados.

El término astillero suena bastante mal para una ciudad turística y se acuñó el imaginativo calificativo de megayate y megamillonario, con la presunta intención de hacerlo más asumible. Evoca a lujosos barcos y grandes fortunas que no se pueden desaprovechar.

Esta pretendida actividad del megayate tiene un mal precedente en Lanzarote, donde la empresa dedicada a ello ha presentado suspensión de pagos.

Tal vez esa sea la circunstancia por la cual al final optaron por ampliar el segmento de embarcaciones a admitir y tener más mercado contemplando barcos de gran porte y también los barcos de trabajos portuarios, no obstante, tratándose del Istmo, por resolución administrativa tendrían que cumplir con un Estudio de Impacto Ambiental, esto dio paso al concurso de Centro Náutico de Servicios de Atención a Embarcaciones?etc.

Segunda degradación: Ya no eran sólo megayates, ahora cabían otras embarcaciones.

Ignoramos la calidad y el número de solicitudes que se estaban produciendo, pero lo cierto es que, sorprendentemente, la Autoridad Portuaria suspende el concurso para contemplar las recomendaciones de la Asociación de Reparaciones Navales, por la cual también se incluyan las embarcaciones menores y una pretendida rebaja en las condiciones ambientales, es decir un taller astillero sin trabas.

Tercera degradación: Aceptar cualquier embarcación, y en cuanto a calidad ambiental abogan por la construcción de tres naves almacenes, una de ellas de 22 metros de altura, más fosos, más superficie para marina seca para varar barcos, más superficie en lámina de agua, construir pequeños contenedores de residuos, estos residuos no sean vinculados al adjudicatario, aprovechamiento de naves viejas? todo ello como desembocadura de la pasarela peatonal que viene desde La Playa de Las Canteras y los paseantes del muelle Sanapú.

Al tener presente esta perspectiva cronológica de este disparatado deterioro vemos cómo se ha pasado de proyectos de arquitectos paisajistas de categoría mundial a proyectos con las condiciones dictadas por los talleres de chapa y pintura y fibra de vidrio con la finalidad, para ellos, de trabajar más cómodamente. ¡Increíble!

La Autoridad Portuaria no está precisamente acertada en sus decisiones cuando tocan tierra firme turístico-ciudadana como fue el impresentable caso de la biomasa, tal vez acuciada por las prisas estratégicas del Gobierno de Canarias. También es desafortunado el adosado de una cafetería (otra más en la zona) a un Monumento Histórico, Bien de Interés Cultural, como es el Faro de Maspalomas contribuyendo a su deterioro.

Un buen gestor ejecutivo de la Autoridad Portuaria no tiene que ser precisamente un buen urbanista paisajista de ciudades y en estas situaciones críticas, afortunadamente, la sociedad debe tener sus defensas.

Para no cometer errores en este campo hay que reconocer sus propios límites y los fines que motivan las actuaciones. No todo es recaudar tasas.

Estamos tratando de una zona precisamente límite, la conexión puerto-ciudad.

No tenemos nada en contra de los astilleros, si el mercado lo admite y lo hace en la Esfinge o en Arinaga, pero en el Istmo es inaceptable y rotundamente inaceptable con los últimos planteamientos.

Ese es un enclave de un gran porvenir para el desarrollo de la ciudad con expectativas ilimitadas. Esos muelles ya son ciudad y su actividad debe estar adecuada con su ubicación. Cualquier merma de sus potencialidades debe ser demandado como responsabilidad vinculante a la Autoridad Portuaria y al Ayuntamiento, hoy presididos por el PSOE. No se puede malgastar semejante capital, no sólo hurtándoselo al interés general sino además dirigiéndolo en su contra por su conflictiva actividad. El único beneficiado sería una empresa y la Autoridad Portuaria.

Las posibilidades del Istmo hay que verlas en todo el conjunto, no es válido crear un patio de recreo a la altura del Parque Santa Catalina para que les habilite colocar en los muelles vecinos de la Playa de Las Canteras un proyecto, no sólo de nulo provecho para la ciudad, sino además tremendamente negativo, porque aborta su progresión y su calidad ambiental, retrotrayéndonos a los astilleros en esa misma zona en los oscuros años 30.

Esas agresivas instalaciones tienen un límite. Para el puerto, esos astilleros serían una actividad secundaria extra, y además reubicable en otro sitio, para la ciudad sería una úlcera sangrante que contribuiría a su degradación en una ubicación única.

Recientemente el periódico LA PROVINCIA / DLP informa cómo el Puerto de la Luz ofrece más suelo en La Esfinge a empresas de reparaciones navales como la noruega CCB y, más anteriormente, a otras empresas solicitantes. En las redes de internet figura publicidad de astilleros canarios aptos para atender a yates de lujo con todo cuidado en esa misma zona.

La Autoridad Portuaria tiene que tener presente el Estudio de Impacto Ambiental en el Istmo y éste es incompatible con el deterioro que se produciría en él.

Como ya se ha dicho, esta es una ciudad turística y el Estudio Ambiental contempla que estamos tratando un lugar en el que confluyen entre otros importantes condicionantes, un barrio vecino como el de La Isleta, un Centro Comercial, la Estación de los Cruceros, usada por miles de turistas, el muelle Sanapú, con el Acuario en construcción como polo de atracción de otros tantos miles de personas, la Playa de Las Canteras, unida a ellos por pasarela peatonal, El Mercado del Puerto con sus terrazas y restaurantes, viviendas particulares con sus elementales exigencias, así como, a150 metros del muelle del Refugio, el Castillo de la Luz, Monumento Histórico Artístico y Museo Martín Chirino y todo ello redoblado en valor con el posible soterramiento futuro de la autovía.

Consideramos que el Castillo de la Luz se verá afectado en su perspectiva y por tanto sujeto al preceptivo y vinculante informe de la Comisión Insular de Patrimonio Histórico Artístico del Cabildo Insular.

Además, deberá superar el preceptivo informe del Consejo Municipal de Patrimonio del Ayuntamiento.

Este hecho de especial relevancia debe ser valorado en su justa medida por el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria, pues, muy posiblemente, la futura concesión, en las condiciones arquitectónicas inicialmente previstas, choca frontalmente con la normativa vigente en materia de protección de nuestro Patrimonio Arquitectónico y supone una desafortunada intervención en el encuentro estratégico Puerto- Ciudad y por lo tanto el Consejo Portuario debe reconsiderar la conveniencia y oportunidad de seguir adelante con este proyecto, pues sería la peor decisión que se puede tomar para Las Palmas de Gran Canaria, merecedora de investigación profunda de cómo se ha llegado a esta situación y depuración de responsabilidades.

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