Un atento lector de Moya relata su última experiencia con un semáforo en una zona de radar habitual. Se dirigía con su vehículo a la capital cuando una urgencia le obligó a buscar el lugar más adecuado para una parada. Se detuvo a la derecha, salió de la autovía y se dispuso a cruzar por un paso con semáforo. Quedó allí pegado a un botón esperando la luz verde para el peatón. Nuca se puso verde. Se jugó la vida y cruzó. La urgencia era muy urgente.