Aute está malito, espero que ya mejor. De golpe, nuestros cantautores de adolescencia y juventud se nos han vuelto mayores. Paco Ibáñez con ochenta años, y ahí sigue con su voz ronca y protestante, enterneciéndonos cada vez que canta Palabras para Julia, el bello poema de José Agustín Goytisolo. Víctor Manuel pronto cumplirá setenta, Serrat y Miguel Ríos, rockero y cantautor, ya los superan. Y Raimon, por fin profeta en su tierra. Los cantautores animaron sociológicamente el franquismo a costa de recibir muchos palos y les pusieron letra y música al tardofranquismo y a la transición. El impacto de sus conciertos era tremendo, por ejemplo Lluis Llach en el Palau en enero de 1976. Las míticas Sis hores de Nova Canço que se celebraban en Canet de Mar. En las de julio de 1976, cuando amanecía, daba la sensación de que había más guardias civiles y policía armada que asistentes, y eso que éramos unos cuantos: sesenta mil. Pocos días después, los miembros de La Trinca, organizadores del acto, tuvieron que ir a declarar a la famosa Jefatura Superior de Policía de Barcelona, en Vía Laietana. El ministro de la Gobernación, Martín Villa, les puso una multa de dos millones de pesetas porque "durante la celebración del festival, aparte de actos contrarios a la moral y decencia pública, fueron mostradas banderas y símbolos correspondientes a entidades situadas fuera de la Ley" y porque "fueron difundidas y repartidas hojas de propaganda clandestina; y al propio tiempo se proferían continuamente gritos subversivos, con exhibición de pancartas de esta misma naturaleza". Doy fe de haber participado en todo ello, especialmente en actos contrarios a la moral y a la decencia pública varias veces, en pareja y en grupo. Ovidi Montllor, que se fue, María del Mar Bonet, que no sé si aquella noche o la del 78 pidió que no lloviera más, y no llovió, Pi de la Serra... todos mayores pero alegres y su música más viva que nunca. Y la pequeña de todos, Ana Belén, resulta que ha cumplido sesenta y cinco años. No puede ser, los medios se han equivocado porque Ana Belén no cumple años: Francisco Umbral la convirtió en musa desde su columna de El País (Spleen de Madrid) y musa sigue siendo. Porque si Ana Belén cumpliera años, los demás nos haríamos viejos y no podríamos vivir en la infancia, de donde nunca hemos querido salir pero de donde lamentablemente nos echaron hace mucho tiempo a patadas.