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Al azar

Los críticos del PSOE logran imponer a Rajoy

En un diálogo de la versión original de Los siete magníficos preservado en la recreación actual, Steve McQueen/Chris Pratt cuenta la historia "de aquel tío de mi pueblo, que se cayó de un edificio de diez pisos. Mientras iba cayendo, la gente de cada planta le escuchaba decir que 'de momento, todo va bien'". Es obvio que el precipitado se llama Pedro?Sánchez, pero conviene huir de la carcajada apresurada sobre la flema de un irresponsable cuyo destino consiste en estrellarse contra el suelo. El "so far so good" entonado por el líder socialista en vísperas del Comité Federal, también participa de la grandeza de una película sobre las causas perdidas. Hemingway tradujo el españolísimo "tener redaños", y me perdonarán que no sea más explícito, como la "elegancia bajo presión". Sánchez la exhibió en un discurso y una dimisión que sirven de remake de Suárez. Del Suárez caído desde diez pisos de altura, desgraciadamente. El único triunfo del secretario general del PSOE consiste en que cada vez cuesta más equipararlo a Hernández Mancha.

El PSOE se reunió ayer bajo estrecha vigilancia policial. Como en los albores de la transición, cuando era un partido tolerado pero no legalizado. El Comité Federal reabrió heridas en vez de cauterizarlas. Sánchez se ha quedado a solas con el apoyo de los militantes, despreciados ahora por la izquierda oficial bajo el argumento de que se necesitan diez millones de votos para igualar a un Felipe González.

Finalmente, y por 133 votos a 107, se imponen los golpistas que deseaban expulsar a su secretario general para abrazarse a Rajoy. No para apuntalar a un candidato meritorio, tal que Núñez Feijóo o Cristina Cifuentes según las apetencias de cada cual, sino al campeón de Bárcenas doblemente volteado en la reciente investidura. Aunque cuesta asociar la etiqueta crítica a un rebaño de condescendientes muy bien pagados, los críticos del PSOE no han conseguido imponer a Rajoy.

El PSOE se ha hecho PSOEZ por la volea de insultos entre sus dirigentes. El sarcasmo se agrava con el coro de impostores que lloriquean que "es un partido indispensable para España". Desde luego, no es indispensable para los votantes españoles. Ni para González, vista la forma en que lo maltrata. La inevitabilidad de la organización se contrapone a la obstinación de un Sánchez que "solo se debatía para salvar su puesto de trabajo". Igual que todos los seres humanos, y la laboriosidad se encarecía antaño como una virtud socialista. Además, Sánchez ha cumplido su compromiso de marcharse.

No se dilucida la trascendencia del?PSOE, sino el plan para dejarlo inservible. Aunque signifique nadar contracorriente, cabe plantearse si el banquillo del Comité Federal supera en gravedad al banquillo donde se juzga al ocho años vicepresidente económico de Aznar, por desvalijar presuntamente a su propio banco y al conjunto de la población. Qué coincidencia, desencadenar simultáneamente ambos procesos y pedir una condena más dura para Sánchez.

El golpe triunfa con retraso. No habrá Gobierno alternativo porque el PSOE prefiere no gobernar, pero a Rajoy le costará afianzar la investidura sobre los lomos socialistas. Si alguien prefiere quedarse con una imagen de concordia, ayer aplaudieron al catalán Iceta en las calles de Madrid.

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