El mercado laboral canario es incapaz e absorber la demanda de empleo. No le extraña a un atento lector de Siete Palmas que acaba en la calle de León y Castillo para reparar un teléfono móvil. Y espera dos horas por su turno. Y aguarda ante un cartel con mucha fibra y donde se lee "velocidad sin límites para compartirlo todo". Horas y horas, y horas de espera para ser atendidos. ¿Y si se crea trabajo? Dos empleados o tres, mejor que uno. Y menos esperas.