La Provincia - Diario de Las Palmas

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A la intemperie

Tengo pruebas

Es posible vivir mentalmente en un mundo y físicamente en otro? Sí. Tal es mi caso desde que tengo uso de razón, desde antes quizá. ¿Cómo me las he arreglado para que el desencuentro entre mis fantasías y la realidad no me desmembrara? Pactando con la realidad. La historia de mi vida es la de una negociación permanente entre el universo mental y el extramental. La negociación ha sido agotadora, pero jamás me he levantado de la mesa sin haber alcanzado algún acuerdo. Una breve experiencia sindical de juventud me confirmó en la idea de que la vida se desarrolla en gran medida alrededor de un tablero de negociación. En una parte están tus intereses y en la de enfrente los del otro. El otro, con frecuencia, eres tú mismo, lo que pasa es que no te reconoces. El aforismo griego "conócete a ti mismo" debería complementarse con el de "reconócete a ti mismo". Se evitarían muchas luchas inútiles. Las personas que más discuten son las que más se parecen. Ocurre entre los padres y los hijos; entre los maestros y los discípulos; entre los miembros de las parejas formadas por almas gemelas. ¡Ah, quien más quien menos vive en un desgarro permanente en cuyo origen hay una negociación fracasada! Cada día, desde la mañana hasta la noche, tenemos que conciliar asuntos en apariencia incompatibles. Ved los rostros de la gente en el autobús, intentad traspasar el tabique de su frente y descubriréis a un comité de empresa discutiendo con una representación empresarial. Hay una norma según la cual el primero que se levanta de la mesa es el que pierde. No seas tú. Mírate en el espejo de los demás y aguanta. Volviendo a mi caso, con perdón, en la pugna entre mi fantasía y la realidad, nunca me he levantado de la mesa. Aunque parezca increíble, más de una vez y más de dos he conseguido que fuera la realidad la que tirara la toalla. ¡Mira que es difícil que la realidad se someta! Pues tengo pruebas de ello. Es más, al día de hoy, creo que he ganado yo más batallas que ella. Está por saber quién ganará la guerra.

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