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Fútbol es fútbol

San Agustín contra el donatismo futbolero

C ristiano Ronaldo renovó su contrato con el Real Madrid, en un acto entre pseudoreligioso y hortera que ocupó más tiempo en los telediarios del día que la amenaza fantasma de Donad Trump, y el jugador portugués queda de esta manera unido de por vida, o así, con el equipo de Florentino Pérez. O viceversa. ¿El gran mérito de este Ronaldo semicrepuscular es unir su figura al Real Madrid con pegamento eterno, en vez de limitarse a ser un futbolista post-it como, por ejemplo, Luis Figo o el otro Ronaldo? ¿Qué habría ocurrido si, por ejemplo, el Barça decide hacer una oferta a Cristiano Ronaldo en plan Vito Corleone, es decir, una de esas ofertas que no se pueden rechazar? ¿Qué habría pasado si Ronaldo no sólo acepta esa oferta, sino que se presenta en el Camp Nou besando el escudo del Barça, hablando en catalán más allá de su intimidad y declarando urbi et orbi que él siempre quiso jugar con la camiseta azulgrana porque esos colores molan más que el aburrido blanco madridista? ¿Tendría el Madrid que hacer limpieza en sus vitrinas para eliminar de la vista del buen madridista todas las Copas que el equipo ganó con la ayuda de Ronaldo? Las respuestas a estas preguntas son, respectivamente, las siguientes: Ronaldo aceptaría la oferta, el Madrid declararía odio eterno a Ronaldo y las copas manchadas con la sombra de Ronaldo perderían brillo. ¿Por qué? Porque, en el fútbol, todos somos donatistas.

Algo tendría el movimiento cismático que lleva el nombre de Donato de Casas Negras cuando el mismísimo Agustín de Hipona, el filósofo y teólogo que más tarde conoceremos como san Agustín, tuvo que emplearse a fondo para combatirlo. El donatismo sostenía que la iglesia es una comunidad de perfectos que deben evitar el contacto con las autoridades civiles, de modo que las autoridades religiosas que se "manchan" con el poder civil no sólo pierden la capacidad de administrar sacramentos y deben ser considerados como traidores, sino que los fieles deben renovar todos los sacramentos (incluido el bautismo) que fueron recibidos de sus manos. Agustín entendió enseguida el peligro que suponía las enseñanzas de los donatistas, porque si los sacramentos están ligados a la pureza de vida de las autoridades eclesiásticas, esos sacramentos estarían sometidos a una duda continua. Y eso no puede ser. Agustín luchó contra el donatismo argumentando que los sacramentos son válidos independientemente de la persona que los administra, y el donatismo se quedó en nada? hasta la llegada del fútbol.

Los aficionados de un equipo forman una comunidad de perfectos que siempre están vigilando las decisiones, gestos y amagos de sus futbolistas. Un tipo como Cristiano Ronaldo es ahora mismo lo más de lo más en el Real Madrid, como Luis Figo fue lo más de lo más en aquél Barça pre-Guardiola, pero si Ronaldo decidiera entrar en contacto con un gran equipo rival seguro que le ocurriría lo mismo que le sucedió a Figo cuando dejó el Barça para irse al Madrid y no sólo se convertiría en un traidor, sino que todos los títulos, récords y golazos unidos a su nombre perderían inmediatamente gran parte de su valor. La grandeza de un futbolista, pues, siempre está en duda. Figo fue un grande en el Barça, pero hoy no es más un miserable traidor y ningún barcelonista se sentaría a ver un documental con sus mejores goles como azulgrana y todos apartarían la vista para no ver a su antiguo capitán celebrando títulos en los balcones. ¿Tiene sentido teológico todo esto? ¿No será más cierto que la validez de los títulos, récords y golazos de un futbolista son independientes de la biografía del futbolista que los consiguió? ¿Messi dejaría de ser el mejor futbolista de la historia para los culés si fichara la temporada que viene por el Madrid o el Manchester City? ¿Si un futbolero recibió su bautismo culé al ver jugar a Messi, y Messi ficha por otro equipo, tendría que renovar ese bautismo con otro jugador porque todo lo que hizo y significó Messi perdería valor?

San Agustín sudaría hoy tinta teológica para convencer a los futboleros donatistas de que ver a Ronaldo vestido de azulgrana o a Messi con la camiseta blanca no afectaría a lo que Ronaldo consiguió de blanco y Messi de azulgrana. Se puede polemizar con Donato de Casas Negras, pero no hay manera de discutir con Tomás Roncero.

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