Tiene que ser algo increíble acostarse lleno de deudas, levantarse con las mismas obligaciones sobre el cogote y a las pocas horas sentir que el aliento de la suerte te libera de las preocupaciones económicas. Quizás sea una de las escenas, una más, capaz de resumir el significado de sacarse la Lotería. Una vez finiquitadas épicas tan variadas como el buscador de oro que encontró la pepita que dio un vuelco a su vida, o la del indiano que retornó rico, lo único que nos queda por ver es que el número que sale del bombo tenga alguna correspondencia con el que está guardado hace meses. En un país donde el partido gobernante pretende sacar adelante una reforma legal para que los trabajadores puedan estar con sus hijos a partir de la seis de la tarde, la obsesión más atractiva, aparte de la salud, es conseguir los millones suficientes para quitarse de encima el yugo laboral. La alternativa, en todo caso, no resulta una elección lógica: más de uno de los arrasados por la suerte medita sobre la conveniencia o no de dejar la oficina o el almacén para siempre, o retornar al día siguiente como si nada hubiese ocurrido para seguir en la rutina. La lluvia de euros también puede ser contraproducente. Más de una historia hay sobre los que no pudieron administrar el premio y acabaron de nuevo en el punto de salida o peor. Por ello, la ambición del jugador suele ser muy comedida, para tapar los agujeros con los que conviven la mayoría de los españoles, entrampados en hipotecas o pagando estudios tras estudios para que sus hijos puedan abrirse camino en el mercado laboral. A nadie se le oculta que la suerte, lejos de ser caprichosa, tiende a acercarse a los necesitados, a veces a barrios enteros castigados por una reconversión o el cierre de una fábrica. Molesta que los situados consigan instalarse aún mejor. La suerte siempre debe ser para el que tiene pendiente una cirugía trascendental, por ejemplo. Siempre hay que pensar frente a la suerte huidiza que hay otros que la necesitan más. Es la mejor manera para que un día se te pose la suerte en el hombro.
