El vicepresidente y consejero de Obras Públicas, Pablo Rodríguez, se estrena con prisas. En el acto de toma de posesión de ayer prefirió ahorrarse un paso y prometer de una sola tacada los dos cargos que le han tocado en el nuevo reparto de responsabilidades en el Ejecutivo regional. No es lo habitual, pero será que tiene muchas ganas de empezar a trabajar. Tantas que dejó planchado y con cara de circunstancias al secretario del Consejo de Gobierno que debía leer sendos decretos de nombramiento y admitir que el vice le había tomado la delantera. El remedo de "puedo prometer y prometo" cayó de la parte del propio Rodríguez y José Miguel Barragán porque los otros dos nuevos en la mesa del Consejo de Gobierno, José Manuel Baltar y Cristina Valido, optaron por la opción clásica del juramento con Biblia y crucifijo delante. Que por seriedad no quede, al menos durante el tiempo que les toque estar al frente de sus respectivas áreas y mientras el Partido Popular siga deshojando la margarita del voy o no voy.