Una visión estrecha y miope de la economía que tiene que ver con la cultura es lo que predomina entre nosotros. Esto lo vemos diáfano en el intento de primar la inmediatez del negocio constructor frente a la conservación de nuestros importantes vestigios históricos. La mayoría de éstos aparecen siempre por casualidad, motivados por excavaciones que se hacen respondiendo a otras necesidades, nunca porque haya una política oficial sistemática encaminada a dar a la luz nuevos yacimientos basándose en estudios realizados por nuestros buenos profesionales, que los tenemos, uno de ellos, por ejemplo, que cuenta con una dilatada trayectoria, el arqueólogo Valentín Barroso.

Esto que se afirma no es gratuito; basta reparar en el último hallazgo en Guía de uno de los ingenios azucareros más antiguos que se conocen -de finales del siglo XV-, con similares características al que apareció en 2005 en Agaete. Obras para mejorar el acceso de la nueva Universidad Fernando Pessoa descubrieron el yacimiento del ingenio cuyo origen sitúan los expertos sobre el año de 1484. Los arqueólogos dan al hallazgo mayor relevancia que el encontrado en Agaete, que data del mismo año, considerados ambos los más antiguos del mundo en su modalidad, según Acomar Babón; la razón de su mayor importancia reside en la gran cantidad de objetos encontrados. Lo hallado en Guía podría corresponder al antiguo ingenio azucarero de Laderas de Soleto, ya conocido por legajos conservados, situado frente a la trasera, aparcamiento y acceso de servicio del Pabellón Municipal de Deportes, lugar conocido actualmente como el Molino del Ingenio, según escrituras; industria guíense que, según el historiador, Pedro Quintana, está certificado que la misma dejó de funcionar en 1515, desconociéndose la fecha exacta de su entrada en funcionamiento. Sabemos que el Inspector de Patrimonio del Cabildo Insular de Gran Canaria, Javier Velasco, tras girar visita al lugar del yacimiento, se manifestó ratificando "la extraordinaria envergadura del hallazgo".

La isla de Gran Canaria cuenta con un millar de yacimientos prehispánicos y de la Conquista, pero son muy pocos -expertos lo aseguran- los que arrojan tanta luz sobre la vida de los primeros años, posteriores a la Conquista, en los que indígenas y conquistadores trabajaron juntos de la mano, aunque sometidos los primeros a un régimen de esclavitud. Esperemos que este afortunado descubrimiento de los primeros pobladores peninsulares, revelador de sus costumbres culinarias, enriquezca el patrimonio histórico-cultural de Guía, y visiten esta ciudad no solo por la fama de sus excelentes quesos de flor y sus dulces. Tiene Guía sin embargo un vestigio de la mayor importancia: el Cenobio de Valerón, pero, al encontrarse a varios kilómetros del casco histórico, este no ha supuesto rentabilidad para el municipio desde el punto de vista económico. Gáldar, con la Cueva Pintada, puesta en valor por su hijo predilecto, el malogrado arqueólogo Celso Martín de Guzmán, fue distinto; al estar situado en el centro mismo de su casco histórico, le ha dado desde el principio una vida que no tenía, actividad comercial aparte, que la posee y bastante buena desde hace tiempo.

La vecina Guía ha tenido suerte con este yacimiento, y si hace bien las cosas, puede ganar en pujanza económica. Para ello debe recabar la ayuda del Cabildo grancanario y del Gobierno Autónomo, porque materia la tiene; y asesores con prestigio, también, conocedores de las riquezas arqueológicas del municipio como, sin ir muy lejos, Barroso. Hay un turismo cultural en potencia que lo está esperando. Basta ponerse a trabajar.