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Al azar

Obama arriesga al fin

El perdón presidencial de Bill Clinton al magnate defraudador Marc Rich castigó a Hillary Clinton con la pérdida de la Casa Blanca. El actual director del FBI perseguía entonces al mayor evasor fiscal de la historia de Estados Unidos, amnistiado por el presidente saliente. Se cobró su despecho deslizando en la pasada campaña las sospechas sobre los correos de la candidata Demócrata.

El controvertido precedente no ha amedrentado a Obama. Decidido a distanciarse en todo de Donald Trump, su perdón de despedida a Chelsea Manning es una de las medidas más audaces de su presidencia. El mundo sería muy distinto si el saliente hubiera gobernado el planeta durante ocho años con esta exigencia de renovación. Wikileaks dejó en ridículo a la actual administración, al desnudar a las anteriores. El militar condenado a 35 años de prisión por divulgar los cables de Irak y Afganistán, que entonces era un varón llamado Bradley Manning, había culminado el mayor desafío interno a Estados Unidos antes de Snowden. De hecho, no habría Snowden sin Manning.

Obama ha demostrado que no le domina el rencor. O por lo menos, ha arrinconado la vergüenza de sentirse burlado para aguijonear al establishment del Pentágono, que no le ha permitido resolver en plazo ni Guantánamo ni las dos guerras de Bush. Los 35 años de condena de Manning fueron precedidos de un año entero de confinamiento solitario, con una voluntad de escarnecimiento adicional en un país donde ningún banquero ha pasado un día en prisión tras hundir el sistema financiero mundial.

Tres días después de que el?New York Times reclamara el perdón de la militar que el año pasado protagonizó dos intentos de suicidio, Manning pasa de espía a chivato o whistleblower. La revelación de los excesos de una organización es una de las actividades altruistas más importantes de la era contemporánea. El militar camufló los megadatos de Wikileaks en una carpeta de CD de?Lady Gaga. Inauguró una nueva era, con su última parada en los papeles de Panamá.

El inesperado y valiente perdón de Manning no solo demuestra dónde podría haber llegado Obama con algo más de dedicación. Dificulta asimismo la condena futura del napoleónico Julian Assange, dado que confirma las pretensiones periodísticas de Wikileaks. Manning es hoy mismo la única mujer en un presidio militar de varones, el perdón no le devolverá automáticamente la cordura dañada desde su detención en 2010. En cambio, vamos a pronosticar que la exculpación agónica a cargo de Obama permitirá que el elocuente Edward Snowden sea algún día presidente de Estados Unidos. Cosas más raras se verán mañana.

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