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Juanjo Jiménez

LA MÁQUINA CHINA

Juanjo Jiménez

Tavío y la barbacoa

Parece ser que en el Partido Popular de Canarias están buscando jefe. Está un señor que se llama Asier Antona, otros dos más que también se postulan, o están en ello, y luego está Cristina Tavío. Esta última no se postula en el sentido literal del término. Ella asegura que de momento solo está de "reflexión", esperando a que se celebre un congreso y tal.

En sus reflexiones, que las hace en alto, ha llegado a varias conclusiones. Que ella lleva "más tiempo", en el partido que Asier Antona, y que tiene "más éxitos electorales".

Algo que por sí mismo tampoco es garantía de nada. Ejemplo: vean cómo Georgie Dann (París, 1940) publicó 22 discos desde 1964 hasta 2013 -es decir, más tiempo dándole a la zambomba que el que lleva Tavío como ser vivo en Tenerife-, y con los que logró la escalofriante cifra de 29 canciones del verano, obteniendo mayor número de éxitos estivales que Wolfgang Amadeus Mozart. Y sin embargo no hay color.

Usted jamás verá al Coro de Cámara de Viena interpretando en el Festival de Música de Canarias la pieza La Barbacoa, reina de las listas en el año 1994, o la obra monosinfónica La gallina cha-cha-cha en sol mayor, con el que lo petó en 2010, porque sería lo que se conoce como un sobreactuación.

Y aquí es donde la sobreactuación entra el encuentro en tercera fase entre Tavío y Antona, al considerar que el segundo, al recabar para sí mismo el apoyo de los alcaldes para su candidatura, "afea la imagen del partido", ja, cuando nadie le ha dicho que el partido esté muy bonito que digamos; que esa maniobra de Antona es un "error" que se hace "ante toda la población canaria", cuando a la población canaria ni fu ni fa; y por último y algo peor, que se trata de una "ruindad de patas cortas", inventándose una expresión que da cuenta de la barbacoa semántica que rumbia en su tino, porque lo más parecido que existe en el refranero es el que expresa que "la mentira tiene patas cortas", sentencia que fue mejorada por la antropóloga Irina Podgorny en un trabajo publicado en 2014, y en el que viene a resumir que, sí, que "las mentiras tienen las patas cortas, pero los charlatanes las piernas largas".

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