Según los últimos teletipos, los que ya no existen, la falta de consumo de papaya provoca en el organismo humano un decaimiento que puede llevar a la melancolía y a la depresión aguda. También, que es recomendable tomarse el café en tortilla, sin cebolla. La receta es sencilla: en el momento de batir los huevos, se espolvorea una cantidad de café similar a la que pueda contener cuchara y media sopera, se mezcla todo hasta que el café se mimetice con la yema y la clara, y se procede. Se consienten algunos puntitos negros en el producto final, la tortilla, pero nunca más de ciento ocho ni menos de catorce. A partir de este genial descubrimiento, y de abandonar el café como infusión, la capacidad sexual del adulto macho se multiplica por siete, y la de la adulta hembra hasta por catorce; en esto no se ponen de acuerdo los estudios. La doctora Redford, discípula de una sobrina nieta de Master y Johnson, manifiesta que la duplicidad del índice femenino obedece a que los estudiosos, machos y hembras, utilizan microscopios que fueron fabricados por hombres poco feminizados, por no decir machistas, los cuales, de manera inconsciente, volcaron sus impulsos voluptuosos en exceso y demasiado promiscuos, en ópticas y visores. De ahí que, al analizar los movimientos de los granos de café en el huevo, se provoque un sesgo hacia una mayor eficacia de la mezcla en la población femenina que en la masculina, todo para justificar, según Redford, una disposición del macho a satisfacer a la hembra, cuando de lo que se trata es de lo contrario. Otra importante novedad científica vomitada por los teletipos el pasado fin de semana, justo cuando en Vistalegre se coronaba la institución del gineceo como forma única de organización social, es la que confiere un valor analgésico a las alcachofas en uso tópico y aplicadas a contusiones musculares leves. Es un poco incómoda la aplicación de la alcachofa, pues hay que llevarla enterita y colocarla justo después de salir de la brasa. Se pueden producir efectos secundarios, como quemaduras en la piel, pero dejan una bonita ci-catriz. De esto y de otras cuestiones también dieron acuse de recibo en la Caja Mágica, mientras afirmaban categóricamente que después de la tempestad no viene la calma, porque no ha habido tempestad aunque algunos se vayan a la cárcel. Y es que la vida no es como la vemos, sino como la padecemos cuando nos la cuentan.