La Provincia - Diario de Las Palmas

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¡Chin, chin!

Los que vivimos en el sur de Europa no hacemos otra cosa que ir de copas y de putas, según la tesis de este lenguaraz de apellido impronunciable y además presidente del Eurogrupo. El holandés Dijsselbloem, jefe de los ministros de finanzas de la UE, muy norteño él, ha pintado una raya en el mapa de forma que los canarios, los más sureños, debemos parecerle una suerte de vagos, mantenidos, borrachos y puteros que vivimos del norte cuales piojos chupasangres.

En alusión a los países y regiones que estamos por debajo de su raya imaginaria racista y machista, dijo que no nos podíamos gastar todo el dinero en licor y mujeres y, a continuación, pedir ayuda (a la Unión Europea, se entiende). Y se quedó tan pancho.

Una gran contribución, la de esta frase, al euroescepticismo para celebrar estos días el 60 aniversario de la fundación de una UE marcada por el brexit, la inmigración, los populismos, las dos velocidades y el sentimiento generalizado de que están de espalda a casi todo.

¡Chin chin!, señor presidente del Eurogrupo. Voy a brindar por usted con una copa cargada de licor. Eso sí, después de mis 12 largas e intensas horas de trabajo diarias fuera del hogar, que las de dentro ya ni las cuento. Y todo aunque usted crea que aquí, en este sur que considera gandul y aprovechado, nos tumbamos al sol, nos ponemos un ron y sólo nos levantamos de la hamaca para pedirle ayudas.

Tiene usted una manera muy peculiar de construir Europa. Le diría que se viniera. No de turista, sino a convivir apenas seis meses con nosotros. Vería cómo en esta frontera sur de Europa, en un territorio aislado y fragmentado, tenemos que superar sus condiciones geográficas sólo para poder comunicarnos con el resto del mundo y entre nosotros.

Nos dejamos la cartera en ello, pero lo hacemos. No nos supone una excusa para tirarnos a la bartola y vivir del cuento. Al contrario, superamos cada día esa barrera. Para trabajar, para ir a un médico, para reunirnos con la familia o para hacer negocios.

No debe tener el dosier de estas Canarias sureñas actualizado pero es una de las economías más activas de Europa. En el último trimestre tuvo un crecimiento interanual del 4%, muy por encima de los países de su admirado norte. Sirva como ejemplo que el conjunto de la UE creció un 1,9% en el mismo periodo y que Alemania lo hizo al 1,7% y el Reino Unido al 2,3%.

No es casualidad. Con defectos y miserias, somos un pueblo trabajador y responsable que mira con asombro cómo el jefe europeo de las finanzas no sólo exhibe un gran desconocimiento sobre las economías de ese sur que tanto detesta sino que insulta y denigra sin que todavía dimita o pida perdón.

Y si viene a esta tierra, señor del apellido impronunciable, vería además que a pesar de que los canarios tenemos el dudoso honor de presidir el ranking de los peores salarios de España, estamos entre los que tenemos la jornada laboral más larga de todo el país.

Como también estamos entre las comunidades autónomas más emprendedoras. Autónomos y pequeños empresarios que se buscan la vida, con las dificultades que no tienen en el continente, para poder comer de un pequeño negocio y ofrecer puestos de trabajo.

Este es el sur que usted no ve, Jeroen Dijsselbloem. El de la voluntad, la superación y el esfuerzo para saltar barreras. ¡Chin chin!

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