Canarias vendió ayer a los Reyes los esfuerzos casi intangibles que se hacen en las Islas en investigación marina, las aspiraciones ante la Unesco para que se conozca en todo el mundo la inventiva de los aborígenes y hasta la ayuda humanitaria a África que se presta desde el Puerto de la Luz. Pero si con algo se tocó realidad, si con algo pisaron el suelo los monarcas y se acercaron al día a día de las Islas, fue con el concierto que les ofrecieron casi dos centenares de niños y niñas y en barrio de El Batán. El proyecto, nacido en Tamaraceite y que se ha ido extendiendo a otros barrios igual de humildes de la capital grancanaria, es un auténtico ejemplo de cómo con ilusión se pueden cambiar vidas.