Recuerdo con el agradecimiento debido a un humorista involuntario, pero casi genial, varias perlas proféticas de José Carlos Díaz en sus apariciones televisivas y en su -por otra parte interesante- blog personal. El economista observador -así se llamaba a sí mismo con ejemplar modestia- auguraba un continuado incremento del desempleo bajo el Gobierno de Rajoy, la caída de las exportaciones, un poco menos que inminente estallido social en España, el fracaso del Banco Centro Europeo que agudizaría la crisis a partir de 2013 -"por entonces, todos muertos", escribió- o la inevitable pauperización de Alemania. No he podido enterarme del camino que llevó al profesor Díaz a convertirse en el coordinador de la ponencia económica en el próximo Congreso Extraordinario del PSOE. Los gobiernos socialistas de los años ochenta y principios de los noventa contaron con economistas y juristas solventes pero, como ocurrió con casi todo en el zapaterismo, en los últimos años, la cosa se fue degradando. Creo que cualquier científico social que se precie debería evitar acudir a los chillones debates de La Sexta, pero José Carlos Díaz no opina lo mismo. Los debates televisivos deberían limitarse a periodistas que saben de todo, políticos mesiánicos, entrenadores de fútbol tartajas y estrellas de teleseries siliconadas.

Hace ya mucho tiempo que las ponencias congresuales no son documentos de análisis y propuestas concretas, sino argumentarios para responder a los adversarios y fórmulas propagandísticas para emplear en campañas. Sí, las ponencias económicas son también un relato en beneficio de los designios estratégicos y la identidad retórica de la organización política. La ponencia que ha coordinado el profesor Díaz viene a ser precisamente eso, y si querían otra cosa, en fin, habérsela encargado a Jordi Sevilla, por ejemplo. Cuando se pretende adaptar ese relato -en el que cuentan más las metáforas, por supuesto socialdemócratas, que la tristeza cenicienta de los números- a una realidad concreta, y que el ponente desconoce en profundidad, como Canarias, pues las incoherencias, ocurrencias e insuficiencias quedan más patentes, adornadas además por alguna exótica flor que te colocan los compañeros en el ojal a penúltima hora. Díaz ha explicado que el modelo de desarrollo económico del PSOE para Canarias se basa "en el conocimiento" -siempre es mejor apostar por el conocimiento, en fin, que por la ignorancia- y que los socialistas prefieren "el modelo de César Manrique". Por desgracia el profesor Díaz no aclaró cuál era el modelo de crecimiento de César Manrique, transformado en una inopinada autoridad en materia macroeconómica. Su reflexión final sobre el proyecto de Ley del Suelo, promovido por el Gobierno autónomo y CC, fue sorprendente, porque el profesor Díaz denunció que la futura norma crearía una burbuja inmobiliaria "como la fomentada con la liberalización del suelo decretada por José María Aznar en 1998". Es muy impactante por dos motivos. Primero, porque el proyecto de Ley del Suelo no tiene entre los objetivos de su articulado ninguna liberalización y, segundo, porque José Carlos Díaz publicó en 2007 un sonado artículo, El mito de la burbuja inmobiliaria, en el que mostraba un abierto desdén por aquellos que auguraban un hundimiento calamitoso del mercado inmobiliario español. "Los cambios estructurales que ha registrado la economía española en la última década", aseguraba, "deberían haber sido suficientes para contrarrestar el mito de la burbuja inmobiliaria". Caramba, pues no lo fueron. Pero por ingrata y testaruda que sea la realidad siempre puede uno meterse en una ponencia congresual como en una pecera.