Se indignaron riéndose o se rieron indignándose con la Tramabus que Podemos puso a circular por Madrid y otras ciudades españolas. Y no les faltaba razón. Pero ahora informan que Alberto Rivera participará en el desfile principal del Orgullo de la capital española en una carroza alegórica sobre la maternidad subrogada. Es más: en la pila bautismal de Ciudadanos está esa campaña electoral en la que Rivera se encartó en pelota picada. ¿No lo recuerda nadie? Qué sensación de veloz vejez le invade a uno cuando está rodeado de jóvenes con telarañas en las orejas. Mucho peor que ondular coletas al viento o que la astracanada del autobús inquisitorial. Posteriormente Ciudadanos ha intentado (y a veces conseguido) cohesionar cierta densidad intelectual aunque su regeneracionismo resulte tan discutible ahora como hace doce años. Podría haberle arrancado un programa de gobierno al PP y se ha consolado con arrancarle algunas leyes y algunos gestos más o menos forzados. Se trata de eso, porque Ciudadanos fue la primera fuerza política que apostó decididamente, cuando aun parecía un endemismo catalán, por la sentimentalización incondicional de la acción política. ¿Los nacionalistas catalanes se victimizan? Pues se les responde victimizando a los no nacionalistas catalanes y llegando a aseverar -lo hizo Rivera a los pocos meses de llegar al Parlament- que el español corría peligro en Cataluña. Sí, son los pioneros de la emoción como estrategia política y quizás no sea impropio recordando que en Canarias disponen de una concejal que contó que había sido brutalmente presionada e incluso amenazada, para que, a los pocos meses, se descubriera que nada de nada y que lo único que amenazaba su integridad física era la eventual ruptura de un tacón.

Rivera debería informar si piensa salir enfundado en un tanga negro, rodeado de peludos osos amorosos y alzando una botella que no sea de cava para festejar la maternidad al alcance de cualquiera alma caritativa que, obviamente, se la pueda pagar, aunque para que se produzca la transacción comercial, como es obvio, es imprescindible una mujer capaz de servir de porteadora porque necesita la pasta.

Es difícil aventurar qué será lo siguiente. Pedro Sánchez en Alojen disfrazado de mago blanco y tocando en la puerta de Pablo iglesias para proponerle truco o trato. Irene Montero incorporándose a una nueva temporada de Aquí no hay quien viva. Noemí Santana interpretando a la Chona de En Clave de Ja y denunciando los desahucios de viviendas proletarias y cerebros progresistas. Reflexionar, analizar, argumentar sobre la experiencia individual y colectiva ya forma parte bostezante de un pasado irremediable. Ahora toca indignarse, reírse agriamente, descalificar las mismas entrañadas del enemigo político, simplificar la realidad a través de dicotomías consoladores y metáforas miserables y tuits definitivos. Tú no estás viejo. Estás acabado.