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Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Control y propaganda

Del ensayista y columnista Gregorio Morán se puede decir que su teoría sobre la transición española no se ajusta, o que constituye una visión pesimista en extremo. Pero ello, quizás el aspecto más polémico de sus reflexiones publicadas, no invalida en ningún caso su honestidad: irse a la cama con la conciencia tranquila después de escribir un artículo, si se puede describir así lo que viene a ser la honradez, la coherencia y la credibilidad. Y todo ello, a día de hoy, en Cataluña, tal propósito personal es duro de llevar a cabo, más bien tienes que agachar la cabeza y pensar que el nacionalismo te la puede cortar en cualquier momento para echársela a los leones.

No es que toque dedicarle unas líneas por el anuncio de que va a recibir un premio por su carrera de outsider. No, todo lo contrario. El asunto es que una artículo suyo, una de sus legendarias Sabatinas Intempestivas de La Vanguardia ha sido censurada, no publicada, por entrar a saco en la complejidad que supone escribir en Cataluña para manifestarse en contra del proceso de autodeterminación.

Hace poco lo hizo Isabel Coixet: criticar el separatismo no es ser del PP. Morán tituló su artículo Los medios del Movimiento Nacional, en referencia a un gobierno que compra voluntades para concertar un mensaje unívoco de los periodistas. Con su habitual solera sarcástica recordaba: "No hay dictador en la historia de España que haya convocado tantos referéndums como Franco y con un avasallador parecido con este en cuanto a las manipulaciones". La única ventaja ahora frente a antes es que consumada la censura, la intempestividad del columnista ha entrado como un tiro en las redes sociales, donde el artículo es leído con fruición, como no podía ser menos con Morán.

A las puertas de la votación, el valor de la información y sus correspondientes enjuagues es trascendental. El nacionalismo catalán, puigdemontiano y cupiano, ya ha movido ficha con la elección de un policía supremo y hace otro tanto de lo mismo para el control de las noticia y del pensamiento. A la fuerza se vive un estado de excepción en el razonamiento: "Los artículos son un llamamiento a la responsabilidad y dejan una agridulce sensación de que estamos en un callejón de difícil salida a la que nos han llevado los talibanes que nos gobiernan y sus jaleadores, ¡que no supimos desenmascarar a tiempo!", escribe.

Sólo falta levantar la obra de todos los iluminados que creen tener el faro para el destino de su pueblo: un ministerio de propaganda.

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