Las fiestas de este año comenzaron en el pueblo de San Lorenzo con el recuerdo emocionado que a todos nos trajo la sensibilidad que puso en su pregón, en su palabra anunciadora, don Juan José Laforet, Cronista Oficial de Gran Canaria y de su capital.

A través de un discurrir histórico pormenorizado, el cronista supo llevarnos desde el Lugarejo a Román, de Tamaraceite hasta El Zardo, de Las Canteras a Tenoya; con la evocación de personajes que desde Alonso Montaude, primer arquitecto de la Catedral de Santa Ana para la que prefería con buen gusto la piedra azul de la Cantera del Lugarejo, hasta el Capitán Lázaro de Ortega, primer Alcalde de este pueblo allá por 1634, no hizo otra cosa más que afianzarnos en el orgullo de sabernos herederos de un pasado con reminiscencias agrícolas, ganaderas y de fuertes familias que supieron ir consolidando la honra de saberse grandes al lado de la "más grande" ciudad de la isla, ciertamente destrozado en parte en la fatídica fecha de 1939, en la que nuestro municipio vio sus tierras repartidas entre los municipios fronterizos de Las Palmas (desde entonces con su nombre variado al actual de Las Palmas de Gran Canaria) y la Villa de Teror.

Son necesarios este tipo de actos, son de agradecer este tipo de intervenciones rigurosas porque muchas veces, fuera de discusiones sobre la necesidad o no de revolver viejas heridas, lo que sí es necesaria la satisfacción y honra de haber heredado una tierra con historia, con una noble historia; y cuyos vecinos y vecinas saben agradecerlo con la misma nobleza.

Es hermoso, llena el alma de satisfacción y los ojos de lágrimas, el saber que cuando pisamos la plaza y calles el día 10 de agosto, tras la firme figura de nuestro santo patrón; está ahí, fuerte, el recuerdo del obispo de Canarias, don Francisco Sánchez de Villanueva y Vega cuando, el 14 de marzo de 1638, concedía a nuestros antepasados el permiso de erección de la ermita con la condición de que los vecinos tenían que obligarse a costear toda la fábrica y dotación de la misma. De aquellos vecinos venimos todos nosotros, los hombres y mujeres que en la actualidad defendemos cada piedra, cada muro, cada árbol del pueblo de San Lorenzo y nos regocijamos con el recuerdo de tantas fiestas al calor del abrazo de la abuela, con los primos que venían a vernos "por San Lorenzo", de tanta noche de víspera bajo la luz de los fuegos, del estampido de voladores que anunciaban a todos, no sólo que llegaba la fiesta de San Lorenzo sino que, pese a tanto intento de aniquilar, aquí seguimos, vivos y defendiendo nuestra tierra, nuestra gente, nuestro pasado y sus derechos.

Hace siglo y medio, la puesta en cultivo de las tierras de Guanarteme nos recuerdan que todas las plataneras que iban desde Tamaraceite hasta casi besar las aguas del mar, eran de San Lorenzo y tenemos la obligación de no olvidarlos y no permitir que nadie lo olvide; que las aguas del barranco del Dragonal llegaban a Las Canteras sobre las tierras de nuestros abuelos y tanto y tanto más. Sintamos punzante, a veces hiriente, el recuerdo pero, a la vez, orgulloso el presente, siempre.

Como presente están nuestros fuegos, que no son cosa del otro día, como algunos quieren hacernos ver. En 1867, cuando en Las Palmas el alcalde don Antonio López Botas creaba el Cuerpo de Bomberos a los que este año con toda justicia -tal como han recogido los cronistas tanto de la ciudad como de Teror- hemos homenajeado en San Lorenzo; nuestro pueblo ya celebraba sus fuegos tal noche como la de anoche y la prensa recogía que a su término, la fiesta continuaba con bailes y parrandas y "jaleos" acostumbrados; que, como correspondía a fiesta y lugar tan destacados, la guardia y orden eran controlados por seis soldados de uniforme. Al día siguiente -hoy se cumplen 150 años- una orquesta daba la solemnidad correspondiente a la función en honor a nuestro santo patrón.

Como Vocal de la Junta Municipal de Distrito me siento en la obligación de agradecer las muestras de apoyo a todos que reconocen la singularidad del pueblo de San Lorenzo dentro del municipio de Las Palmas de Gran Canaria; a la vez, continuar reivindicando todos aquellos honores que corresponden a nuestra historia y a nuestro camino como pueblo; y por último, entre el sentimiento y la alegría festiva, tratar por todos los medios que en los corazones de los que aquí nacimos o vivimos entre -fuerte y arrogante- la satisfacción de saber que San Lorenzo, digan lo que digan los papeles, sigue siendo un pueblo y la honra de que jamás dejaremos atrás la lucha por exigir y reivindicar todo lo que antes como ahora nos hace diferentes.

Así creo que deben vivirse, junto al calor y la calidez, las fiestas en honor a San Lorenzo del año 2017. Feliz día de San Lorenzo.