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Haka gravitacional

Después de recibir el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, los jugadores de la selección neozelandesa de rugby hicieron una haka ante el público que llenaba el Teatro Campoamor y que recibió con una sonrisa ese baile motivador e intimidante con el que los All Blacks se animan a sí mismos y meten el miedo en el alma a sus rivales antes de un partido. ¿Y si todas esas fieras poses de los políticos independentistas catalanes no son más que una haka política con la que intentan creerse sus propios mitos y asustar a sus rivales? El secreto de la haka de los All Blacks no está en los gestos y actitudes amenazadoras, sino en el poder de sus jugadores. Como Puigdemont, Junqueras y compañía nunca han ganado un Mundial de rugby, su haka es un pelín ridícula y su desafío independentista da un poco de vergüenza ajena. Pero queda mucho partido.

Los All Blacks interpretaron una danza maorí, Adam Zagajewski habló de la necesaria paciencia de los poetas, Phillippe de Montebello pronunció unas palabras sobre la importancia de lo español, Marcos Mundstock nos alegró la vida teorizando sobre el humor, Antonio Tajani recordó la importancia del trabajo en concordia, Jean-Claude Juncker elogió la fuerza del Derecho y Donald Tusk defendió que la verdad es invencible. Vale. ¿Y por qué Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish, galardonados con el Premio de Investigación Científica y Técnica, no pudieron hablar de sus investigaciones? ¿Acaso porque se supone que los espectadores no entenderíamos porque sabemos muy poco sobre ondas gravitacionales? Por favor. ¿No saben en la Fundación Princesa de Asturias que los ciudadanos llevamos diez años aprendiendo física teórica con Sheldon Cooper y Big Bang? No obstante, si los Alls Blacks pueden bailar y Zagajewski hablar de poesía, Weiss, Thorne y Barish podrían haber realizado en el Campoamor un experimento como los del profesor Protón, tan querido por Sheldon, y enseñarnos toda la física que encierra una humilde patata. Al día siguiente, los niños harían una haka en el recreo y luego jugarían a las ondas gravitacionales.

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