Diez jornadas después del arranque de la temporada, en Mestalla y ante el nuevo Valencia de Marcelino García Toral, ya se puede decir que el mejor fichaje de la Unión Deportiva Las Palmas ha sido Quique Setién. Su renovación en verano, pese al mediocre cierre que firmó el equipo grancanario en el tramo final del curso pasado, ha dado continuidad a un proyecto que contiene todos los elementos que representan al escudo del club: elegancia, valores, buen juego, cantera. Todo, combinado con un buen puñado de victorias que, al entrar el calendario en noviembre, permiten a la gran familia amarilla encarar el futuro con optimismo, con la posibilidad -¿por qué no?- de soñar con Europa y con la tranquilidad de mirar de lejos la zona de descenso.

Una vez más, como en la primera vuelta del ejercicio pasado, da gusto ver jugar a la Unión Deportiva. Se ordena a través de la pelota, nadie pierde el sitio sobre el terreno de juego, todos saben cuál es el camino correcto para proteger la portería propia y para buscar el gol en la ajena. Ese buen funcionamiento, que hace sonar un click cuando todas las piezas encajan, refuerza al bloque, pero también permite que el equipo sea la base sobre la que se levantan las individualidades de una plantilla altamente competitiva. Raúl Lizoain, con confianza, crece bajo el arco. Bigas es una garantía en una zaga que se ha reforzado para evitar los problemas del año anterior. Roque Mesa, tras ser renovado con una mejora de su contrato pese al interés del Swansea -el club, con la operación, lanzó en verano un mensaje al mundo: ya no es una entidad vendedora-, es la piedra filosofal del proyecto. Kevin Prince Boateng, resueltas sus dudas sobre la viabilidad y competitividad del proyecto -al descartar su regreso a la Bundesliga-, se mantiene como un jugador que marca la diferencia. Y qué decir sobre Jonathan Viera: es la bandera de esta UD Las Palmas.

El valor de los triunfos acumulados hasta ahora se multiplica por dos si uno repara en el buen juego del equipo y en la satisfacción que ese maridaje, victorias y fútbol de nivel, generan en una afición que ha vuelto al estadio de Gran Canaria. El atractivo plan para captar abonados, con precios más populares en algunas zonas del recinto y la original campaña publicitaria para multiplicar el número de socios, han provocado una especie de luna de miel entre la entidad y sus seguidores, un grupo de fieles que por primera vez en mucho tiempo se sienten una prioridad dentro del proyecto. Ya no son ganado, no son sólo números según su capacidad para reservar un asiento en el campo para toda la temporada o para comprar una cara camiseta. La Unión Deportiva ha vuelto a dar valor a su afición frente a intereses personales que medran para quedar bien ante Javier Tebas y la Liga de Fútbol Profesional (LFP).

El fútbol, sólo la pelota, marca el camino de la UD. Y eso se percibe en su manera de funcionar. El presidente gestiona los recursos que genera la Sociedad Anónima Deportiva, la dirección deportiva ficha con independencia y da sentido al proyecto deportivo, el entrenador dirige a sus futbolistas y Tonono sólo pone orden en la cantera, santo y seña del club. Todas las piezas están en su lugar. Una anécdota, un chascarrillo, pone en valor la trayectoria del equipo amarillo: mientras otros conjuntos aparecen en el circo televisivo de El Chiringuito por polémicas superficiales o ataques de salvapatrias, Las Palmas es piropeada en programas como El Club de Axel Torres, donde sólo dan importancia al juego.

Si ha llegado hasta este punto del relato, si no ha dejado de leer por el camino al pensar que la persona que ha escrito todo lo anterior se ha llevado un golpe en la cabeza, si usted conoce algo de la trayectoria reciente de la Unión Deportiva, sabrá que el texto abraza la ciencia ficción. En realidad, es un intento de historia contrafactual, un ejercicio de abstracción sobre los sucesos históricos que pretende dilucidar a un curso hipotético de acontecimientos históricos, respondiendo a la pregunta ¿qué habría pasado si ...?. Pues eso, ¿qué habría pasado si la UD Las Palmas fuese un club normal y hubiera renovado a Setién?

PD: De la UD Las Palmas, con Pako Ayestarán al frente, poco se puede decir. Lo acaban de confirmar, antesala de lo que está por venir. Y fuera del fútbol, si quieren apreciar un buen ejemplo de historia contrafactual, pasen por la sede del Cabildo y disfruten con la exhibición fotográfica Operación Pilgrim, una exposición que recrea que habría pasado en Gran Canaria si el ejército aliado -con tropas británicas al mando- hubiera invadido la Isla durante la Segunda Guerra Mundial.