Como complemento a nuestro escrito A propósito de una exposición (15 de octubre de 2017), y después de realizar algunas averiguaciones imprescindibles, los responsables de Pintura y poesía: la tradición canaria del siglo XX deseamos hacer las precisiones que siguen:

1. En el momento de redactar nuestro escrito anterior, desconocíamos ciertas informaciones -dadas a conocer tanto en redes sociales como en prensa escrita- relacionadas con la exposición. Consideramos nuestro deber denunciar nuevamente la incalificable adulteración de la verdad por parte de personas cuyos intereses ocultos ignoramos por completo, pero que ponen una vez más de manifiesto su absoluta falta de ética, incluida la profesional o deontológica.

2. Recordamos a los lectores lo que se decía en el texto explicativo escrito en el panel de entrada a la exposición y que, además, tuvimos ocasión de exponer públicamente en el acto de apertura de la muestra, una explicación que se repite en el programa de mano y, debidamente ampliada, detallada y justificada, en el catálogo: "No se pretende hacer aquí historia artística o literaria, y tampoco historia cultural abreviada. La elección de las obras -plásticas y poéticas- aspira antes que nada a arrojar luz sobre símbolos, mitos e imágenes, y a hacerlo de manera sintética". Por razones de espacio, no era posible incluir un conjunto amplio de obras. Dejamos claro desde un principio el hecho de que nuestra exposición era una exposición de ideas ("ejes conceptuales" de carácter simbólico y mitográfico), no de obras. Las piezas exhibidas ilustraban (y no de manera exhaustiva, antológica o histórica) el principio clásico ut pictura poesis, es decir, la analogía entre pintura y poesía que, nacida en el mundo grecolatino, alumbra toda la cultura occidental.

3. Pues bien, para comprender el origen y la evolución de los hechos que han conducido al cierre unilateral de la muestra y la retención (hasta hoy) de su catálogo por parte del Gobierno de Canarias, conviene conocer ciertos datos fundamentales, que sólo ahora podemos ordenar y concatenar.

En primer término, hemos tenido conocimiento de un texto firmado en su página web el pasado 11 de agosto por la profesora Yolanda Peralta. Ese texto no duda en engañar al lector y sacar conclusiones tendenciosas sobre la exposición, simulando que nosotros hemos formulado las frases que siguen:

a) "En el arte en Canarias las mujeres dedicadas a las prácticas artísticas (y a la poesía) son casi inexistentes en el pasado y en la actualidad".

b) "Si han existido algunas artistas (y poetas), sus obras no tienen la calidad suficiente para estar presentes en esta exposición".

c) "No hay mujeres que trabajen en el campo de la plástica (y en el ámbito de la poesía) sobre los temas que articulan el discurso de esta exposición".

A todas estas afirmaciones, inventadas por ella misma, la señora Peralta replica: "Falso", contraargumentando seguidamente y asegurando, como conclusión de sus mentiras, que estamos "ante otra oportunidad perdida para presentar una historia, la del arte y la poesía desarrollada en Canarias, que no oscurezca y anule la presencia y aportación de las mujeres".

La señora Peralta, en su escrito, no sólo nos atribuye frases que nunca hemos dicho, sino que, no satisfecha con eso, minusvalora el papel de las artistas presentes en la exposición. Afirma además que la exposición era lo que -por activa y por pasiva, en el panel de entrada, en el acto de apertura, en el programa de mano y en el catálogo- nosotros afirmamos en todo momento que no era: una exposición histórica o antológica.

El lector y la lectora de las presentes líneas pueden y deben hacer sus propias deducciones tanto sobre los procedimientos "críticos" de la señora Peralta como sobre su peculiar defensa de las mujeres artistas y poetas, mujeres que exigen -como los hombres- ecuanimidad y solvencia intelectual, no la vergonzosa deshonestidad de la que hace gala la señora Peralta con tales frases formuladas sólo por su propia imaginación. La ecuanimidad y la solvencia deben exigirse a cualquier persona, pero más aún a una profesora universitaria, a una trabajadora del centro en que se celebró la exposición (con información de primera mano, por tanto, sobre los objetivos de la muestra) y a una doctora cuya tesis fue dirigida por uno de nosotros (FC), precisamente la única tesis doctoral realizada en las Islas sobre artistas mujeres canarias ( Mujeres artistas e iconografías femeninas, Universidad de La Laguna, 2006). Nos preguntamos de qué más cosas es capaz la señora Peralta, pero la causa de la lucha contra la discriminación de la mujer no queda precisamente beneficiada en sus manos.

Es curioso el que la mentira y las frases falsas sean exactamente las mismas armas que, para descalificar la exposición -y casi con las mismas palabras-, utilizó más tarde la periodista Luisa del Rosario, quien acudió (¿por qué?) a la propia Yolanda Peralta, así como al político Juan Manuel García Ramos, para apoyar sus mentiras. Al no contrastar información ni consultar a ASR (según prometió), queda claro que se trataba de hostigar a FC, más allá de toda ética periodística.

Por si fuera poco, si la señora Peralta se hubiera interesado de verdad por la exposición, y no hubiera estado empeñada únicamente en un arbitrario ataque personal a FC a toda costa, habría sabido fácilmente -miembro como es del equipo responsable del TEA- que en el catálogo de la exposición no sólo figura la pintora y poeta Pino Ojeda, sino que también aparecen Pino Betancor y Chona Madera, además de otros muchos poetas que se suman a los cinco autores cuyos poemas se reproducían en las paredes y que servían de ejes comparativos como ejemplos del principio ut pictura poesis. Idéntico desinterés mostraron Luisa del Rosario y Juan Manuel García Ramos.

4. No menos grave es el asunto de la recogida de firmas organizada por Alba González. También en este aspecto hemos hecho algunas averiguaciones. Desconocedores como somos, los autores de las presentes líneas, del proceloso mundo de las redes sociales, ha sido necesario informarse acerca de la plataforma usada para recabar las casi 25.000 firmas que solicitaban el cierre de la exposición.

El lector y la lectora de estas líneas deben saber que la plataforma change.org es famosa por la falta de rigor y el carácter estrafalario y grotesco de buena parte de sus solicitudes. Aunque alguna de sus campañas parece justa o justificada, sus métodos son turbios. No sólo puede una misma persona firmar cuantas veces quiera cualquier tipo de propuesta, por estúpida que sea, sino que también encuentra, a los pocos minutos, miles de adhesiones de gentes que por frustración, resentimiento o pura diversión están dispuestas a volcar, a través de esas adhesiones, odios, rencores o sano humorismo (o todas esas cosas juntas). Baste un solo ejemplo, hallado en esa plataforma el pasado 19 de octubre: un tal Daniel García se propone a sí mismo para ser "el director de la secuela de Death Note de Netflix". La campaña está dirigida "A el que mande más dentro de Netflix" [sic], y se basa en el argumento según el cual "La película anterior de Death Note fue una basura, y como fan de Death Note sé que puedo hacerlo mejor que el rager de Adam Wingard. Chin pum." La propuesta llevaba recogidas hasta esa fecha 125.000 firmas. Comparada con esta cifra, la recogida por Alba González es decididamente modesta?

Resulta vergonzoso que cierto "feminismo" recurra a plataformas nada transparentes como change.org para defender la visibilidad de la mujer. Una vez más, como ya dijimos a propósito de Luisa del Rosario y del grupo Artemisia, la lucha contra la discriminación de la mujer es algo muy serio y no puede ser objeto de esta clase de tretas innobles. Pero más vergonzoso aún es que el Gobierno de Canarias se haya hecho eco de este falso feminismo, un concepto de la mujer que no hace sino dañar justísimas reivindicaciones que, con logros decisivos, jalonan la vida social y política en los últimos decenios. Flaco servicio, así pues, el que estas activistas digitales prestan a la causa de la mujer, con un documento que no poca gente, pensamos, habrá firmado de buena fe, pero cuyas acusaciones de "misoginia" (?) resultan injustificadas e insostenibles.

Afirmaba recientemente el ensayista venezolano Moisés Naim que "la Red no es sólo una maravillosa fuente de información, sino que también se ha convertido en un tóxico canal de distribución de mentiras transformadas en armas políticas".

5. Otro tanto, o casi, cabe decir de la lista de adhesiones a favor del cierre de la exposición y la destrucción de su catálogo, iniciativa promovida por la exviceconsejera Dulce Pérez. Tenemos constancia de que algunas de esas firmas -y entre las más significativas- han sido recogidas fraudulentamente, esto es, sin el consentimiento expreso de la persona invitada (¿o forzada?) a firmar.

Nos consta igualmente, por fuentes diversas, que algunos de esos firmantes expresan ya de manera abierta el profundo sentimiento de vergüenza ajena que les causa la extrema ignorancia que en toda clase de materias muestra una y otra vez la exviceconsejera en cuestión. La última prueba de su "sabiduría" es creer que la citada poeta y pintora Pino Ojeda (1916-2002) era una gran artista de los años veinte. Lo más triste del caso, sin embargo, es que tengamos que asistir a una solicitud tan insólita como es la destrucción de un catálogo de arte y poesía, con argumentos que sonrojarían a cualquier persona en su sano juicio. Sonrojo es lo que han debido de sentir igualmente los que leyeron el artículo "Creadoras canarias del siglo XX", de Juan Manuel García Ramos, que en tan pocas líneas tantas pruebas ofrece de absoluto desconocimiento de la realidad cultural canaria.

6. Se ha dicho, en esta indigna campaña contra una exposición y sus comisarios, que era preciso "desafiar el statu quo cultural en Canarias". No sabemos si es precisamente un honor el considerarnos representantes de ese statu quo, porque nuestra reputación, valga lo que valga, es únicamente el fruto de muchos años de investigación universitaria y de numerosas publicaciones. ¿De qué statu quo se está hablando? Uno de nosotros (FC) es, entre otras cosas, especialista en artes plásticas canarias del siglo XX; por eso han acudido y siguen acudiendo a él muchos estudiantes para hacer sus tesis (entre ellos la señora Peralta), y también lo ha hecho el Gobierno de Canarias al solicitarle la corresponsabilidad de esta exposición. El otro comisario (ASR) publica sus libros fuera de las Islas desde hace muchos años, es la primera vez que hace de comisario de una exposición y tiene a gala no haber recibido en Canarias reconocimiento literario institucional alguno. Estamos ante un grave error de cálculo en relación con el "desafío" al statu quo, porque curiosamente dos de los enemigos públicos de nuestro proyecto constituyen la base misma de ese estatus: el exconsejero y diputado local Juan Manuel García Ramos, que ha recibido los premios literarios más importantes del Gobierno de Canarias (y con decisivo influjo en la actual Consejería de Turismo, Cultura y Deportes, donde dirige además una colección literaria), y la exviceconsejera Dulce Pérez, que aún hoy -muchos años después de haber abandonado su cargo- continúa beneficiándose largamente de Canarias Cultura en Red, dependiente de esa misma Consejería.

7. Se ha hecho correr intencionadamente el rumor de que la exposición fue cerrada de mutuo acuerdo entre los comisarios y la Consejería. Lo único que hemos hecho, como comisarios, es negarnos a que la Directora General de Cultura, Aurora Moreno, nos impusiera nombres y obras para que la exposición continuara abierta en otras islas del archipiélago. Si eso suponía el cierre de la exposición, no es responsabilidad nuestra. Ha sido un cierre unilateral. ¿Cómo íbamos a estar de acuerdo en suspender nuestro propio proyecto? Un proyecto, además, plurianual, que incluía un congreso internacional, seminarios sobre mitografía y simbología cultural canaria, ediciones de autores canarios en la colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra (Madrid), mesas redondas con diálogos entre artistas y escritores de las Islas, etc.

7. El lector y la lectora deberán preguntarse por qué y a quiénes interesaba, dentro y fuera de la Consejería, suspender este proyecto. Como ha escrito no hace mucho el crítico Andreu Jaume, en una democracia "es mucho más frágil la libertad de pensamiento que la libertad de expresión".

Sólo pedimos modestamente, a estas alturas, que no se destruya el catálogo y que se distribuya de inmediato. Es propiedad de todos los canarios. Son ellos los que deben juzgar por sí mismos si se trata de un proyecto "misógino" y si han valido la pena casi dos años de trabajo de sus comisarios y de otras muchas personas cuya única intención ha sido servir al pensamiento libre.

Andrés Sánchez Robayna y Fernando

Castro. Comisarios de la exposición

'Pintura y poesía: la tradición canaria

del siglo XX'