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punto de vista

El líder del cinismo

Lügt, lügt, lügt". "Miente, miente, miente". Ésta era la máxima de Goebbels, el jefe de Propaganda de Hitler. He aquí una prueba. Decía él: "Miente, miente, miente, que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá? Cargad sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras? que las distraigan".

Esta máxima ha aplicado el expresidente Rafael Correa Delgado, para tratar de salir airoso de haber llevado su país, Ecuador, a casi, casi, la bancarrota.

Correa recibió un país con gran prestigio y tuvo la suerte de que los precios del barril de petróleo subieron hasta sobrepasar los 100 dólares unidad desde 2007 hasta 2015. Correa permaneció como presidente durante 10 años, finalizando en 2017, porque las circunstancias no le permitían continuar aún más.

Correa ofreció el Cambio. Evidentemente, la gente votó mayoritariamente por él, un desconocido en política, aparentemente limpio de corrupción, que sólo había tenido un cargo político por un periodo corto de tres meses como ministro de Finanzas. La gente votó por él mayoritariamente, pensando que no estaba involucrado en negocios deshonestos; más he aquí que, por su resentimiento social y sus ansias de poder, sobre todo económico, en su corto tiempo de ministro ya había pactado con la firma brasileña Odebrecht un contrato con sobreprecios en obras de infraestructura.

Rafael Correa salió ya del país; pero todavía influye fuertemente en la política ecuatoriana. Su delfín, Lenín Moreno, no ha podido desembarazarse de la atadura dejada por su mentor Correa (el 50 ó 60% de sus ministros son afines a Correa). Antes de exiliarse voluntariamente en Bélgica (su mujer es belga), tuvo la cachaza de preparar una disposición para nombrar a siete guardaespaldas para que le acompañasen a Bruselas, con un sueldo de alrededor de 7.000 dólares mensuales cada uno, disposición que extendió a varios altos cargos correístas.

Durante su mandato, Rafael Correa ha recibido la friolera de unos 350.000 millones de dólares, de los cuales alrededor de 60.000 millones son de deuda nueva, impuestos, preventas de petróleo, etcétera.

Naturalmente, con semejante cantidad de dinero, su Administración hizo unas cuantas obras como pavimentar carreteras y otras de infraestructura; pero ¿a qué precio?

Tres muestras entre otras:

1) Con la responsabilidad absoluta de su hombre de confianza, el vicepresidente Jorge Glas, se decidió actualizar la Refinería de Esmeraldas. El presupuesto inicial estaba calculado en 170.000 dólares y subió a 2.200 millones; pero no funciona. Jorge Glas felizmente está en la cárcel; pero con sueldo de vicepresidente.

El actual ministro de Hidrocarburos, en su visita a la planta para actualizarla, ha calculado que tendrá un coste de 450.000 dólares y con una paralización de un mes, a un coste de 100.000 dólares al día por su falta de actividad.

2) Correa decidió, con las críticas de muchos técnicos de la oposición, hacer una carretera hacia el aeropuerto desde la ruta del norte de Quito. El presupuesto de las obras fue de 48 millones de dólares y el costo final, de 198 millones (la ministra de Obras Públicas responsable está siendo enjuiciada por la Contraloría de Ecuador).

De esta forma, han desaparecido millones de dólares y varios afines y defendidos por Correa están siendo juzgados o están huidos con sus millones en sus cuentas en el extranjero.

3) Escándalo en Uruguay con Raúl Sendic, candidato a la Vicepresidencia.

José Mujica ha comentado: "Le salpicó la maldición del petróleo". Con gran pompa, Rafael Correa visita Uruguay y, arguyendo que las ventas de petróleo se harían de Gobierno a Gobierno para evitar intermediarios, el 2 de marzo de 2010, en el puerto José Ignacio de Uruguay, "hablándoles desde el corazón de la solidaridad", dijo: "Caímos en el gravísimo error de exportar crudo, vendiéndoselo a los intermediarios que luego se lo vendían a Uruguay, seguramente con una comisión. Regalábamos nuestros dineros a las transnacionales y a los intermediarios. Hoy empezamos el intercambio directo de ese crudo hacia Uruguay, que tiene capacidad de refinación. Ellos nos enviarán derivados, de tal forma que eliminamos esa intermediación, así al menos se elimina a las mafias, que habían amasado fortunas en la larga noche neoliberal y enriquecemos la hermandad de los pueblos". Raúl Sendic, que asumiría la presidencia de Ancap, respaldó las palabras del mandatario ecuatoriano: "Ecuador nos entrega petróleo; nosotros lo refinamos. Con una parte de ese refinado abastecemos las necesidades del mercado interno y la otra parte va hacia Ecuador en pago del petróleo recibido". Pero Sendic sabía que no era verdad: la Refinería de La Teja, diseñada para procesar crudos livianos (33 y 34 grados API), no podía procesar los crudos ecutorianos (de 19 y 24 grados API). Los ecuatorianos estaban al tanto de la incapacidad operativa de Ancap: cualquiera sabe que la Refinería de Uruguay tiene capacidad de refinar 50.000 barriles de capacidad y que los 50.000 barriles los consume Uruguay. Entonces Petroecuador requería 100 millones de dólares en productos refinados, a cambio de una cifra igual que había salido en crudo de Ecuador. Entonces, una intermediaria, Trafigura, recibía el crudo, lo vendía donde quería y luego conseguía los refinados por el mundo para satisfacer las necesidades de Petroecuador. Ancap cobró el uno por mil del total comercializado por Trafigura (alrededor de seis o siete millones de dólares) y Trafigura ganó unos 200 millones de dólares.

Correa destruyó las instituciones del Estado ecuatoriano. Sus palabras al comenzar su administración fueron que "metería la mano en la justicia". En efecto, destituyó unos 70 jueces, para nombrarlos a su antojo; conocía todas las actividades delictivas y, por el contrario, las dejó impunes; alababa las comisiones de sus ministros, argumentando que eran comisiones privadas, etc.

A pesar de todas estas fechorías mencionadas (que son muy pocas, ya que no hay espacio para comentar todas), canales de televisión prestigiosos como CNN y RT han dado cabida a Rafael Correa para pregonar su aparente buen hacer y seguir mintiendo al mundo.

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