Los colegios de abogados de España colgaron ayer un manifiesto en sus páginas web con motivo de la celebración hoy del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el que expresan su deseo de que pronto llegue el día en que la efeméride del 25 de noviembre sea solo el recuerdo de algo que ocurría en el pasado.

Pero el anhelo de los abogados aún no se ha cumplido y por ahora continúa la matanza. El último asesinato fue cometido ayer en Vinaros (Castellón) y eleva a 45 el número de mujeres muertas por violencia machista en lo que va de año en España.

Se dice pronto: 45 mujeres. Cuando yo iba al colegio -de monjas y entonces solo para niñas- era normal que fuéramos 40 y pico alumnas en una clase. O sea, que las muertas de este año equivalen a mi clase de primaria, entera.

Esta visión me sacude el alma, pero aún así no logra sacarme de la frialdad de la estadística. Los asesinatos de mujeres son tan habituales que parece que no tengan remedio, que parece que haya que convivir con ellos. Contra esta idea nos rebelamos.

A 24 de noviembre (tal día como ayer) de 2008 eran 63 las muertas en España. Pero en 2016 por estas fechas sólo habían sido asesinadas 40 mujeres frente a las 45 de este preciso momento en el que escribo esta columna.

2008 fue el año con mayor número de muertas de la década, con 76, según un organismo europeo, que incorpora en su página web un aviso para mí más efectivo que las cifras a la hora de ponerme en el lugar de las víctimas.

Esta página web dedicada a la violencia de género incluye una advertencia previa, en la que informa a las internautas de la existencia de una serie de herramientas que le dan la posibilidad de "navegar con más tranquilidad" por sus contenidos. La primera es la opción de "SALIR RÁPIDO" (de la página), escrita así, en mayúsculas.

Además de este inquietante botón de salida rápida, -que me recuerda al eyector que utiliza el piloto de un caza del ejército para salvar la vida, y me acerca al miedo de las víctimas- , hay otros consejos que no voy a desvelar aquí por si, válgame Dios, doy ideas a algún estúpido.

El deseo expresado por los abogados nos permite soñar con que un día el asesinato de una mujer por el mero hecho de serlo sea un fósil de la historia, como lo son hoy la quema de brujas, la esclavitud -en nuestro entorno-, o la negación del derecho al voto; que se estudie en los libros y se analice con incredulidad y aspaviento, pero ¿era posible?, ¿de verdad mataban a sus mujeres?