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punto de vista

El huevo y la castaña

En qué se parece un huevo a una castaña? Si agudizamos nuestro ingenio podemos dar alguna respuesta más o menos original. Los dos tienen una forma redondeada, los dos se comen, los dos nos pueden servir como arma arrojadiza... Pero, en realidad, un huevo y una castaña no se parecen en nada, aunque nos devanemos los sesos en buscar similitudes.

Algo parecido les pasa a Antonio Morales y a Fernando Clavijo. Los dos hablan con tono suave y meloso, aborrecen la corbata, les encanta homenajear banderas siempre que no sea la española, los dos trabajan incansablemente por defender los intereses de todos los ciudadanos... pero, en realidad, son como un huevo y una castaña. No se parecen en nada por más que los dos pongan esas caritas de no haber roto un plato en su vida.

El otro día, Antonio Morales se quejaba amargamente del maltrato presupuestario que viene recibiendo Gran Canaria por parte de Fernando Clavijo. Dice el presidente del Cabildo que en los últimos cuatro años el desagravio contra Gran Canaria ha sido de 120 M ? (20.000 millones de las antiguas pesetas). Las fuerzas vivas chicharreras han salido en tromba para contradecir al presidente del Cabildo grancanario. La reacción de la consejera de Hacienda, Rosa Dávila, ha sido negar la mayor, defendiendo el exquisito equilibrio inversor entre ambas islas. (Debería haberse leído la página 10 de la Memoria de la Cuenta General 2016 -gráfico 4.5- antes de hacer ese tipo de declaraciones). La respuesta del presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, ha ido más allá, exigiendo al Gobierno canario, más recursos, más dinero y más inversión para Tenerife. Quien no llora no mama...

Ya les adelanto que Antonio Morales está equivocado: el desequilibrio inversor a favor de la isla de Tenerife en los últimos cuatro años (2013-2016) no ha sido de 120 M ?, sino de 152,2 M ?.

Siempre me ha sorprendido la obsesión de los políticos canarios por discutir sobre el Presupuesto, cuando, en realidad, lo inteligente sería discutir sobre "la ejecución" del Presupuesto.

El Presupuesto es la estimación o previsión de los ingresos y gastos que tendremos en un ejercicio presupuestario. Una vez que se aprueba en el Parlamento, y durante los doce meses de vida que tiene, sufre innumerables cambios y modificaciones, mediante distintas técnicas presupuestarias, de tal forma que al final del año podemos encontrarnos con un Presupuesto ejecutado (gastado), que se parece "como un huevo a una castaña" con el aprobado inicialmente.

La Cuenta General de la Comunidad Autónoma es el documento mediante el que se explica cómo se ha ejecutado el Presupuesto de Canarias, es decir, ofrece información sobre cuánto y en qué se han gastado los recursos que se han obtenido en ese año.

Según los datos de la Cuenta General de la Comunidad Autónoma de Canarias publicados en la página web de la Consejería de Hacienda del Gobierno de Canarias, el gasto inversor ejecutado en la isla de Tenerife en los últimos diez años (2006-2016) supera al de Gran Canaria en 412,2 M ? (más de 66.000 millones de las antiguas pesetas). Este trato injusto hacia Gran Canaria no es un hecho puntual, es una estrategia que se ha mantenido en el tiempo, -Gran Canaria sólo ha salido beneficiada en los años 2012 y 2013- y que por desgracia para los que vivimos en Gran Canaria, va mucho más allá del gasto en inversión. La suma de recursos que el Gobierno canario ha destinado, durante 2015 y 2016, en ayudas y subvenciones a las empresas y agentes económicos radicados en Tenerife asciende a 864 M ?; los destinados a Gran Canaria asciende a 783 M ?. Esto es, 81 M ? a favor de las empresas de Tenerife. Si la consejera lo quiere consultar, lo tiene en la página 55 de la Memoria -gráfico 5.31-.

Ante este panorama tan desalentador, ¿donde están las personas que deberían defender a Gran Canaria?. Qué figura, qué referente político queda en esta isla para defender un reparto más justo y equitativo? Tenemos a un bisoño Pablo Rodríguez, vicepresidente del Gobierno, que la semana pasada tuvo que reunirse con Carlos Alonso para calmarlo y prometerle que las carreteras de Tenerife siguen siendo una prioridad para su Gobierno (sin comentario). Al Consejero de Industria, Pedro Ortega, no se le ha oído decir esta boca es mía. Del resto de políticos grancanarios, unos están preocupados por si damos demasiado gofio a los saharauis, y otros, haciendo equilibrios con su silencio cómplice para que no les quiten las migajas que les dan todos los años.

Dicen que si echas una rana en una olla con agua hirviendo, esta salta inmediatamente fuera y escapa. En cambio, si ponemos una olla con agua fría y echamos la rana, ésta se queda tranquila y relajada. Si calentamos el agua poco a poco, la rana no reacciona sino que se va acomodando a la temperatura hasta que pierde el sentido y, finalmente, muere achicharrada (nunca mejor dicho).

Me da la sensación de que en el panorama político de la isla de Gran Canaria tenemos demasiadas ranas -y algún que otro sapo-, que se cuecen lentamente en la olla de los gobiernos de ATI. Salvo contadas excepciones, como las de Antonio Morales o José Miguel Bravo de Laguna, nadie se queja, nadie protesta, todos siguen nadando plácidamente, adormilados y complacientes en el caldito que nos preparan en la isla vecina, con la ingenua esperanza de que en la próxima legislatura, si hay un poquito de suerte, les dejaran participar en la preparación y condimentación de la sopa boba.

Esa sopa boba que muchos políticos grancanarios confunden con el elixir de la supervivencia política que piensan que les dará más poder y más influencia. No se dan cuenta de que para la supervivencia política es esencial que siempre estemos atentos para que, bajo la apariencia de un huevo, no terminemos recibiendo una castaña.

La tendencia al trapicheo y a la argucia que caracteriza a nuestra clase política, me obliga a pensar que no existe la justicia divina cuando hablamos del reparto de nuestro dinero. Y no es que yo le desee a nadie que le parta un rayo, ni mucho menos, pero sí que ilumine a algunos, porque hay veces que uno se pregunta cómo es posible que ciertas personas a las que se les supone cierta inteligencia se empeñen en demostrar que sí, que se trata solo de una suposición...

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