"Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona". Artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas en 1948, reconoció, en respuesta al asombroso grado de brutalidad y genocidio de la Segunda Guerra Mundial, el derecho de todo individuo a la vida, sin excepción alguna. Sin embargo, a día de hoy, nos encontramos con que este derecho fundamental del ser humano es violado por la existencia y aplicación de la pena capital.

Aun teniendo en cuenta de que el derecho internacional dispone que la pena de muerte puede imponerse por "los delitos más graves", y prohíbe la ejecución de penas de muerte impuestas por juicios injustos, la ejecución de persona con problemas mentales, o condenas por delitos cometidos cuando eran menores de edad. Considero que la pena de muerte nunca es, ni será, la solución frente al crimen.

En los países en que sigue vigente no se respetan las normas impuestas a la hora de ejecutarla. En Estados Unidos se sigue ejecutando a personas con enfermedades mentales. En China, muchas ejecuciones tienen lugar después de juicios arbitrarios. En Egipto, niegan derechos como el de poder recurrir a un tribunal superior. En Irak, desde que se restauró la pena de muerte en 2004, se ha condenado a muerte a más de 270 personas, entre ellas, menores, y según los informes, se ha ejecutado a más de 100 sin juicio previo.

La pena capital no es una medida disuasoria ante el crimen, ya que solo fomenta la cultura de violencia. No solo es una violación directa al derecho a la vida, sino que también vulnera el derecho que dicta que nadie estará sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (artículo 5). Casos como el de Ángel Díaz, ejecutado en 2006, que estuvo con convulsiones durante 34 minutos, hasta que finalmente murió, por una mala administración de la inyección letal. O el de Omar Hussein, ejecutado públicamente en Somalia; lo encapucharon, lo ataron a un poste y lo apuñalaron repetidas veces delante de su familia hasta morir desangrado. Sucesos que evidencian esta violación.

Quiero plasmar y transmitir que estos datos no son solo números en un papel. Son personas, personas que tenían derecho a una vida, personas que a pesar de sus crímenes, eran seres humanos a los que se les arrebató su existencia de la manera más violenta e irrevocable.

Finalmente, se trata de que toda ejecución es simplemente un acto brutal que deshumaniza a quienes la realizan y disminuye el valor que la sociedad le atribuye a la vida humana, se trata de la más profunda hipocresía junto al carácter más cruel y no desarrollado del ser humano.

Se trata de que el derecho a la vida debe prevalecer, y el derecho a poder arrebatarla debe desaparecer.