Gran Canaria, en menos de tres semanas, se convertirá en la capital del baloncesto. Con la NBA interrumpida por el All Star que se disputará en Los Ángeles (EE UU), el foco competitivo apuntará durante cuatro días hacia el Gran Canaria Arena. Allí se darán cita los mejores equipos de España -entre los que figuran dos conjuntos canarios, el Herbalife Gran Canaria y el Iberostar Tenerife- en busca del primer gran título del año. No estarán solos en un torneo que va más allá del deporte: es una fiesta en la que participan 10.000 aficionados -buena parte de ellos procedentes de la Península para acompañar a clubes históricos como Real Madrid, Barça, Baskonia, Valencia Basket o Unicaja Málaga- y que cuenta con la cobertura de cerca de medio millar de periodistas. Un dato certifica el impacto global del evento: el año pasado se televisó para 141 países. La Copa del Rey es, por tanto, una oportunidad inmejorable para la promoción de Gran Canaria.

El interés global por la Copa del Rey no es esporádico ni fortuito. Durante las dos últimas décadas ha dejado momentos brillantes de baloncesto. Un repaso a la lista de MVPs del campeonato -mejor jugador de la competición- sirve para recalcar el nivel que ha alcanzado el torneo, una cita que todos los años sobresale el calendario del baloncesto internacional. Pau Gasol, José Manuel Calderón, Luis Scola, Rudy Fernández, Jorge Garbajosa, Pablo Prigioni, Mirza Teletovic, Sergio Rodríguez o Nikola Mirotic tienen en común un elemento en su carrera profesional: despuntaron en la Copa antes de dar el salto a la NBA. En Gran Canaria se volverán a concentrar ojeadores de las 30 franquicias de la liga estadounidense con el objetivo de captar el talento europeo. Y en sus libretas un nombre aparece marcado en rojo: Luka Doncic, un joven que con sólo 18 años lidera al Real Madrid, tras ser la estrella del último Eurobasket con Eslovenia, y que apunta a convertirse en uno de los grandes de siempre en el mundo de la canasta.

En 2015, Gran Canaria ya fue sede del torneo. Y entonces, según una auditoría realizada por Dentsu Aegis Network, el impacto económico de la Copa del Rey en la Isla rondó los 24 millones de euros -de esa cifra, más de 12 fueron generados por ingresos directos originados por un evento que atrajo a más de 6.000 llegados de fuera-. Todos esos números rubrican que el deporte, además de un juego competitivo o un hábito saludable, es una industria al alza. El mejor ejemplo de esa especie de bicefalia se vivirá la próxima semana en Mineápolis (EE UU). La ciudad acogerá la Super Bowl, el partido que decide al campeón de la NFL (liga estadounidense de fútbol americano). La cita, desde hace años, se ha convertido en una máquina de hacer dinero: el precio medio de las entradas, ahora mismo, ya ronda los 9.000 dólares y por 30 segundos de publicidad durante la retransmisión televisiva se puede llegar a pagar 4,5 millones de dólares.

Lejos aún de los números en los que se maneja la Super Bowl, el deporte empieza a despuntar en Europa como una gran industria. Y Canarias no se queda al margen de ese movimiento. El ascenso a Primera División de la Unión Deportiva Las Palmas es un buen ejemplo: la dimensión que ha adquirido el club, con el salto de categoría, ha sido superlativa -en el plano deportivo y en el financiero-. De ese tirón también se ha aprovechado la ciudad y varios sectores de su economía -en especial servicios y turismo-. Al mismo ritmo que la UD recuperaba el pulso, otros deportes, hasta hace nada minoritarios, han sido capaces de combinar su espíritu competitivo y los hábitos saludables para convertirse en grandes reclamos para la promoción de Gran Canaria. Ejemplos hay varios: el Cajasiete Gran Canaria Maratón, la Hospital Perpetuo Socorro San Silvestre, la Hospital San Roque LPA Night Run o la Copa del Mundo de Baloncesto 2014.

Con los valores que mueven al deporte como bandera y el buen ambiente que impulsa a las aficiones de los ocho equipos que participan en el torneo, la Isla se prepara para vivir cuatro días intensos, de ambiente festivo fuera del pabellón y de competición de alto nivel dentro del parqué. El Arena acogerá siete partidos sin margen para el error -la derrota te lleva de vuelta a casa- y su eco retumbará en multitud de rincones del mundo a través de las retransmisiones televisivas, las reseñas informativas y las menciones -a través de internet- en las redes sociales. Será responsabilidad de todos, administraciones públicas y sector privado, a partir de gestión, trabajo y responsabilidad, aprovechar o no esta oportunidad para poner a Gran Canaria en un lugar destacado del mapa.