Esta mañana, mientras repasaba un viejo trabajo sobre la interpretación de la ecuación de Schrödinger desarrollado por Zurek, ha llamado de nuevo el alcalde de Tenerife, Carlos Aldorso. No sé quién diablos le pasó mi número telefónico, pero cada día recibo dos o tres llamadas de este caballero para invitarme a cualquier cosa. Mis dificultades para un diálogo fluido no le incomodan al señor Aldorso. Creo que más bien, a veces, intenta aprovecharlas.

-De veras, estaríamos encantados de tenerlo aquí de nuevo, profesor.

- Estoy?ocupado? soy un teórico? alcalde?

-¿Cómo que teórico? Usted se presenta en cualquier sitio y barre?

-No?no?

-Debería tener más confianza en sí mismo. Mire, estoy pensando que si realmente tiene interés, mi partido podría ofrecerle ser cabeza de lista?Puerto de la Cruz?En Arona no puede irnos peor?

- No?No?Eso que dice?

- Ya, no se lo cuente a Paco Linares. Pero yo quería plantearle otra cosa? ¿Conoce los premios de Cadena Dial? Se conceden en una ceremonia intelectualmente muy estimulante y para nosotros y Malú sería un verdadero honor contar con? ¿sí? ¿Oiga? ¿Me oye, profesor?

18 de noviembre de 2014

Aldorso ha estado llamando mañana, tarde y noche, aunque ya no le cojo el teléfono. A la hora del almuerzo he recibido veinte kilos de plátanos de Canarias, una postal que reproduce una acuarela de Bonnín firmada por el presidente y los jugadores del CD Tenerife y un medallón con un mechón de pelo de la barba del alcalde Aldorso como prueba de un amor que va más allá de la muerte, según me cuenta en un wasap. Lo elimino de mi lista de wasap.

28 de noviembre de 2014

Esta mañana ha entrado en mi despacho por la chimenea una paloma buchona con un diminuto mensaje en un billete atado a la pata derecha. En realidad era una carta con membrete del Excelentísimo Cabildo de Tenerife en el que tenían el honor de invitarme a una convocatoria de Gorgorito y sus Amigos en el marco de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz de Tenerife. Tengo que llamar al IAC y preguntar por el doctor Gorgorito. No me suena de nada. Pero qué digo. Me están liando. Cuarenta años lidiando con la materia oscura y estos me están liando.

9 de diciembre de 2015

Asombroso. Hace un momento salí a pasear un rato con algunos amigos a un parque cercano a casa y de repente alguien me señaló el cielo con un grito. Alcé los ojos y descubrí un gigantesco dirigible cubierto por un retrato inmenso del alcalde Aldorso sonriendo en traje de mago. De repente comenzaron a sonar Los Sabandeños y desde el dirigible cayó un chaparrón de octavillas sobre Cambridge. Me leyeron una. Era una invitación para recibir el Año Nuevo con Eloísa González en lo alto de la Torre de la Concepción (sic), "un acontecimiento que integra la observación astronómica con el espíritu lúdico y las uvas, mejor si no tienen pepitas". Me aseguran que el Cabildo cubriría el coste del seguro entre las 11.30 del día 31 de diciembre y las 00.05 del 1 de enero. Es una gente realmente amable a la hora de desesperarte.

12 de febrero de 2015

Como no tienen manera de contactar conmigo hoy ha aparecido en la puerta de casa un individuo grande, grueso y con bigotes de extra mexicano en una película californiana que se me ha presentado como el jefe de la diplomacia de Tenerife (¿o era de Canarias?) con la misión de convencerme para que participe en la Semana Santa de este mismo año. Le explico que soy ateo. Me replica que él tampoco juega al tenis. Le explico someramente lo que es el ateísmo. Se encoge de hombros y me dice que las tres cuartes partes de los políticos que participan en misas y procesiones no creen en otra divinidad que no sea el que aprueba las listas electorales. Exasperado le explico que no tiene idea de quién soy y que salga de mi casa. Me empieza a cantar una balada de Sinatra y me jura que sabe quién soy. "¿De verdad? ¿Sabe usted lo que es un agujero negro?". Me mira fijamente y frunce el ceño. "Todo el mundo tiene uno. No es para presumir tanto, rey".

8 de abril de 2017.

Me he retirado al lugar más remoto de la selva ecuatoriana. Vivo en una casucha de hojas de palma, como raíces y roedores y he renunciado para siempre a realizar alguna contribución decisiva a la teoría unificada pero cualquier precio es bajo si puedo evitar cualquier otra invitación a Tenerife. Ah, empieza a diluviar de nuevo. Qué maravilla.