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Fernando Canellada

Azul atlántico

Fernando Canellada

Llevarse bien en el crucero

Vaya por delante que resulta difícil para un tinerfeño de buena voluntad hacer política en Gran Canaria. Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, mostró ayer en el Foro de LA PROVINCIA/DLP , ante un Atlántico en calma, su buena voluntad para ofrecer soluciones a los problemas comunes. Quizá el presidente tinerfeño sea el más intenso, empático y hasta paradójico de los líderes de Coalición Canaria con opciones a las más altas responsabilidades regionales.

Es un hombre que emana distinción, tímido, con excelente educación formal, idiomas e ideas. Joven y vigoroso, aunque de aspecto frágil, lanzado a toda vela, se entrega en cuerpo y alma a una labor de educador político, con una visión profunda y original. Tenerife y Bruselas han moldeado su ser. Ayer se presentó en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria con corbata ante una audiencia trajeada y sin concesiones al regate en corto. Con una breve y densa intervención, sin levantar la voz, hizo sonreir a la audiencia con el recuerdo de Juan Rodríguez Doreste y su crucero político.

Alonso ha observado Canarias desde fuera con más intensidad que desde Santa Cruz y se ha convertido en uno de los hombres clave de Coalición Canaria por el arte que pone en resolver las crisis más agudas. Hasta ahora, en el ejercicio del poder ha ejercido como un pragmático. Es decir, un gestor que somete el pensamiento abstracto, que lo tiene, a la acción concreta. Ayer decía cosas sensatas y hasta evidentes. Como que hay que "llevarse bien". Elemental, habrán pensado los más curtidos en la vida pública. En el crucero político canario, con todos embarcados, tarde o temprano, se acaba coincidiendo. Al desayuno, en cubierta o en la piscina. Es así como Carlos Alonso explica su proyecto de gestión insular. "Defiendo Tenerife", afirmó como pidiendo disculpas, "pero esta tierra se construye con equilibrio entre islas". Así es. O así debe de ser. Ahora bien, no basta tener una política. Hay que saber hacerla. Carlos Alonso, por lo que ha manifestado, lo intenta. Rinde cuentas y ve las cosas como son. Y ese es el necesario punto de partida en la conducta de un hombre prudente.

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