De nuevo, el calendario alcanza ese momento que hemos reservado para tomar conciencia de nuestra identidad, de nuestro proyecto de vida en común: ha llegado el 30 de mayo. Este momento es una fantástica ocasión para disfrutar de la fiesta, participar colectivamente de nuestras tradiciones, pero especialmente es un momento singular para la reflexión y la convivencia. Por eso he querido, como presidenta del Parlamento de Canarias, compartir con ustedes mi reflexión.

Conmemoramos, conviene recordarlo, el aniversario de la primera sesión del Parlamento de Canarias, el 30 de mayo de 1983. Han pasado ya treinta y cinco años. Si echamos una mirada a la Canarias de aquel entonces, es evidente que poco tiene que ver con la Canarias actual, pero es cierto que hay algo que permanece invariable: los anhelos y las ansias de su gente para conseguir una vida mejor, así como el trabajo ímprobo y el quehacer diario de todas las diputadas y diputados que han formado parte de estas nueve legislaturas para conseguirlo.

El Parlamento de Canarias ha asumido, en cada una de las legislaturas, el protagonismo que merece como representante del pueblo canario, intentando dar respuestas a las demandas que la sociedad de nuestra tierra planteaba en cada momento. En esta etapa de representación parlamentaria, cada grupo político ha ido formulando las cuestiones que ha entendido relevantes para mejorar la vida de la gente; pero quiero subrayar hoy, en este día, el desafío institucional que hemos asumido colectivamente, con el impulso de la Mesa y la enorme implicación de la Junta de Portavoces, para intentar transformar Canarias sin dejar a nadie atrás -siguiendo el lema de la Agenda 2030-, localizando los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Canarias y señalando la hoja de ruta para alcanzar ese horizonte compartido que nos señala la ONU.

En este desafío contamos, a través del diálogo social, con la experiencia y el trabajo diario que realizan las organizaciones sociales en Canarias, las que nos marcan el camino, de las que aprendemos día a día y quienes nos sonrojan, quizá en demasiadas ocasiones, ante la realidad de las cifras que hablan de las personas, del medio ambiente, de nuestros mares?

Y también contamos, a través del diálogo político, con nuestras instituciones de ámbito regional, insular y local. Todas han entendido la importancia de realizar conjuntamente esta Estrategia Canaria de Desarrollo Sostenible y, además, han valorado que la lidere el Parlamento de Canarias.

Tenemos una fantástica oportunidad de situar a Canarias como una referencia útil que sirva de guía a otras regiones españolas y europeas para contribuir, en el ámbito de cada una de ellas, como señala la ONU, a conseguir alcanzar esos ambiciosos objetivos. Pero además, y quizá sea lo más importante, impulsar una Canarias que sea sostenible económica, medioambiental y socialmente; una Canarias que promueva un desarrollo humano, en el que fomentemos las oportunidades para igualar las capacidades de nuestra gente con el objetivo de que tengan una vida digna. Esta es la Canarias que yo quiero: una Canarias inclusiva y transformadora, en la que no se quede nadie atrás.