De todas las idioteces proferidas en los últimos días sobre el porvenir de lo que se llama con triunfal cursilería "agenda canaria", es decir, los compromisos entre el Gobierno de Rajoy y CC y Nueva Canarias concretados en el proyecto de presupuestos generales del Estado para 2018, no es la menor la protagonizada por Román Rodríguez, que ha comentado que nada está en peligro "porque la censura no prosperará", para luego garantizar que su compadre Pedro Quevedo votará a favor de la investidura de Pedro Sánchez, "cumpliendo nuestros compromisos". Es decir, que tranquilos, la moción que voy a respaldar no va a salir, y todos podemos respirar, un alivio. La disfunción neuronal del expresidente no se detiene aquí porque, según Rodríguez, en cualquier circunstancia la ley de presupuestos generales no corre peligro. "Lo que hay que hacer", se le escapa, "es que el Senado apruebe el techo de gasto" para 2019.

El techo de gasto es uno de los instrumentos de planificación presupuestaria y su establecimiento el primer paso para la elaboración del proyecto de presupuestos que el Gobierno debe presentar anualmente. ¿Quién lo aprueba? Las Cortes. El Congreso de los Diputados y el Senado. La ley de Estabilidad Presupuestaria de 2012 endureció el procedimiento y pasó a exigir la aprobación de las dos cámaras. Si el Senado lo rechaza, no bastaría con que volviera al Congreso para levantar el veto. Sería necesario un nuevo acuerdo y someterlo al mismo procedimiento. Y en el Senado el PP cuenta con mayoría absoluta. Con Sánchez en el poder los conservadores podrían bloquear una y otra vez el techo de gasto para el próximo año. Es una puerilidad sostener que, ocurra lo que ocurra, la agenda canaria inserta en los presupuestos de 2018 no naufragará. Porque en esta endemoniada tesitura puede irse a pique cualquier cosa, incluyendo los acuerdos presupuestarios.

Lo cierto es que NC no quiere elecciones ni tampoco el triunfo de una moción de censura. Lo primero porque, una vez deshecho su pacto electoral con el PSOE -ciertamente los socialistas se lucieron lo suyo- es sumamente improbable que Pedro Quevedo pueda revalidar su escaño. Y en segundo lugar, el presupuesto es el mayor éxito político de NC en su breve historia. Algo muy similar le ocurre a CC, aunque Ana Oramas tendría mucho más fácil salir de nuevo diputada. Los que negociaron los presupuestos con el PP -nacionalistas vascos y canarios, además de Ciudadanos- no sienten entusiasmo por una moción de censura que perjudica sus intereses político-electorales, sin que quepa imaginar la estabilidad institucional que puede conceder al país una operación tan disparatadamente riesgosa como la emprendida por Pedro Sánchez.

Claro que está en riesgo la agenda canaria. Y la legitimidad de la democracia parlamentaria y la eficacia de sus mecanismos de autocorrección institucional. Y la integridad política y territorial del Estado. Y gracias a los electores italianos, incluso, la solidez de la moneda única y de la propia Unión Europea. Está en riesgo todo. Es una crisis general, estructural y sistémica y ya va siendo hora de que las fuerzas políticas, sus dirigentes y la sociedad civil, estúpidos, comiencen a asumirla como tal.